ATRAPASUEÑOS DE VIDA

 

Atrapasueños

El proceso de mi vida en estos días ha sido muy interesante. Comencé cayendo en la cuenta que no puedo confiar muchas veces ni en mí mismo porque no me he conocido lo suficiente, o no he querido experimentar formas diferentes en mi forma de ser. En una de mis terapias Gestalt salió la frase de «durmiendo con mi enemigo». Pensé en un montón de cosas, pero el verdadero enemigo soy yo mismo. Soy un tirano exigiendo, controlando y tratando de hacer todo bien. Me lo exijo en todo momento. Una parte castigadora dentro de mí que me hace que haga cosas cada vez mejor. Tengo que meditar, ser bueno, no exigir, no decir lo que siento, lo que pienso, estudiar, trabajar más, ser buen novio, buen hijo, buen amigo, buena persona y principalmente ser mejor. Cuando no lo logro comienza el castigo de una forma sádica de culpa y enojo conmigo.

Pero es sólo una parte. Como todos los seres humanos tenemos varias voces en nuestra cabeza que nos dicen que hacer y que no hacer. Que juzga, exige, manipula y castiga. Es normal en todos nosotros. Pero entiendo que es sólo una voz que no tiene fuerza si yo no le doy la fuerza necesaria para hacerlo. Eso es dormir con el enemigo. Hacerle caso hasta que la vida se vuelva estresante o exigente en todo momento.

Me doy cuenta que otra parte de mí quiere volar. Volar hacia una libertad libre de cadenas. El enojo, exigencia, frustración, impotencia, el ser bueno, el querer hacer las cosas mejor (más allá de mi capacidad) , ser bueno en todo y hacerlo mejor cada vez; son sólo cadenas que evitan que vuele hacia la verdadera libertad.

La libertad de ser una persona auténtica. Hoy comencé a ser como yo quiero. No a lo que los demás quieren que sea. Antes me sometía a los deseos o a lo que me querían dar los demás.El día de hoy no. Quiero hacer lo que me gusta sin exigencias, a vivir mi vida en libertad y no juzgarme todo el tiempo por las cosas que hago de cierta manera. Pero eso no quiere decir llegar a vivir sin límites. Ver lo que es bueno para MI. En el pasado (inclusive hace algunas semanas) no distinguía lo que realmente era bueno para mí porque no confiaba en que lo fuera, sino en lo que me podía equivocar. Me moría de miedo de perder a personas que tenía en mi vida y que nunca pensaban en lo que yo realmente necesitaba, sino en su propia satisfacción y crecimiento de su ego. Hoy no tengo miedo de perderlas, ni de tenerlas. Si realmente me comprometo conmigo mismo puedo estar con quien sea sin miedo, sin quedar bien, sin tratar de agradar y sin necesidad de tener a alguien.

El compromiso lo veía como una cadena que me impedía volar, pero no es así. El compromiso me ayuda a hacer lo que quiero poniéndome límites, a cumplirlos. Me doy cuenta que no me comprometía conmigo mismo por el miedo a que los demás no se comprometieran conmigo. Me sentí absurdo al darme cuenta que el compromiso es mío. Me comprometo a decir lo que pienso, lo que siento y lo que quiero. A cumplirlo. A aterrizar mis sueños. Los sueños de ser yo mismo por el simple hecho de querer hacerlo, no con la exigencia de tener que ser mejor.

Yo sé que no todo lo que pienso o siento es real. A veces son simples juegos de mi ego para exigir y exigirme. Pero me doy cuenta que no soy egoísta cuando los demás me demuestran que no lo son conmigo. Soy una persona que puede llegar a ser muy exigente y egoísta cuando no me demuestran que puedo confiar en ellos, y peor aún cuando me demuestran desconfianza. Pero no tengo porque dejar que me pisoteen en ningún momento. Que las personas pueden llegar a hacer importantes en mi vida cuando dejan huella, no rastros de problemas.

Yo soy muy intenso, pero sé que soy muy confiable. Digo exactamente lo que pienso y lo que quiero. Tengo confianza en saber escoger el camino, pero al mismo tiempo en que las personas caminen conmigo de la misma forma y confiar en ellos para recorrerlo juntos. No encadenados. Con libertad. Las verdaderas cadenas son lo que espero que hagan por mí, creer cuando no puedo creer, confiar cuando no puedo confiar. Me doy cuenta que exijo verdades donde no hay verdad. Amor e interés donde no lo hay. Me intereso por los demás para hacer que se sientan bien en cada momento desde su punto de vista y no del mío. Ayudarles a cumplir sus sueños.

Parte de mis sueños son ser mejor persona, vivir tranquilo y que los que estén conmigo disfruten mi compañía. Pero honestamente. Sin neblina de promesas, mentiras, engaños o con falta de interés. Estoy contento con lo que puedo ser y aunque me dé cuenta de mis errores, estoy dispuesto a pedir perdón y arreglarlos. Por mí, por mi sueño de estar tranquilo. Divertirme. Disfrutar. Ser libre. Sin las cadenas de mi enemigo interno y sin enemigos dando vueltas a mi alrededor.

La verdadera libertad no comienza hoy. Comienza en el pensar y sentir con discernimiento. Con inteligencia emocional de vivir sin cadenas sabiendo lo que quiero y no quedarme con las migajas que caen al piso. Lo importante para mí es lo único que me pueden dar, no lo que es importante para ellos. Eso no me sirve. Así que hoy trato de dar lo que es importante para los demás pero desde mi verdadera libertad de ser YO, sabiendo que quiero hacerlo y comprometiéndome conmigo mismo y llegar a ser un verdadero compromiso con los demás. Ese es mi sueño. No quedarme varado en un atrapasueños que me impide volar.

EL DULCE TORMENTO DEL ANHELO

anhelo

Remontándome al pasado visualizo una infancia en donde he perdido el amor, mi dignidad y el amor por mí varias veces; y así sucesivamente hasta el día de hoy.

 Mi vida está llena de pérdidas. Pérdidas materiales, emocionales, afectivas y espirituales; pero muy especialmente pérdidas internas como seguridad y confianza. El día de hoy salgo de una crisis. Estoy viendo facetas de mí que me aterran y me entristecen. He estado inmerso en la valuación de los daños y no me he centrado en el autoconocimiento.

 Mi vida se basa en el amor. Algunos dirían que es especialmente interesante y sano basarlo en hacerlo todo en base al amor, pero yo baso mi felicidad en el amor romántico y se vuelve como una bruma espesa que no me deja ver mi horizonte.

Siempre he tenido la impresión de que estoy en un entrenamiento constante para conocer a la persona correcta que me haga sentir especial, interesante, deseado y único en el mundo. Creo que nunca llega y le pongo pretextos, defectos y rechazos a lo que tengo. Todo esto lo he basado en mi infancia y mi pasado. Como si tuviera un dulce tormento en la tragedia de mi vida. Me siento especial por haber sufrido tanto y haber salido adelante. La falta de comprensión de lo que he vivido por parte de mis seres queridos me ha causado mucho enojo e ira. Por esa razón el sentirme incomprendido y no escuchado me hace sentir intensamente iracundo. ¿Cómo no me comprenden, si yo he vivido lo peor y me he llevado los mayores golpes?

 Si soy honesto conmigo podría decir que si he sufrido mucho y sigo teniendo muchos golpes emocionales, afectivos, amorosos y materiales. Pero eso no es pretexto para no ver lo que estoy viviendo. Tiendo a centrarme en los errores del pasado y grabarlos en piedra para que no se olviden. Toda mi energía se gasta en evaluar, reflexionar, aprender, analizar y comprender mi pasado. No me puedo comprometer con mi presente. Con lo que siento aquí y ahora. Los errores del pasado se acumulan en mi mente para castigarme y reprocharme lo mal que lo he hecho.

 Me cuesta trabajo centrarme en mi presente. Como si no tuviera suficiente dolor en mi pasado para acumular más el día de hoy. La intensidad de sentimientos se desborda por momentos, por lo que he aprendido a bloquearlos para irme con precaución y aprender de ellos pero hoy me confunden por no sentirlos con la intensidad de siempre. Como si mi única luz fuera el sentir y al no tenerla camino en tinieblas por un túnel de varios senderos del que no sé cuál dirección tomar.

 Como escribió Truman Capote en el prefacio de Música para camaleones: “Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse”. Así estoy yo. Con el don de sentir, identificar en los demás y la capacidad de ayuda hacia los demás. Mi látigo el hacerlo compulsivamente hasta el grado de ver el mínimo detalle, desmenuzarlo, digerirlo y excretarlo para observarlo todo el tiempo poniéndolo en una vitrina de desechos como trofeo. Ese es mi látigo y me autoflagelo todo el tiempo con lo mismo. El exigirme la comprensión y la ayuda por los demás me evita vivir feliz.

 Puedo llegar a ser una persona demasiado exigente, amenazadora e intensa. Pero mi intensidad me hace amar con llamaradas intensas, entregarme sin límite y hacer de lo cotidiano una historia digna de película.

 Mis mayores miedos son el rechazo, el abandono y la incomprensión. Estoy lidiando en este momento con mis mayores miedos. Me desestabiliza y aterra el saber que esos miedos son fruto de una ira incontrolada por la exigencia hacia mí mismo de no ser lo suficientemente digno para ser amado. Necesito sentirme en un marco de amor, protección y seguridad para poderlo aceptar. Respetarme, darme lo que necesito y estar en un ambiente seguro es lo que me ayuda a poder enfrentar mis miedos.

 Tiendo a rechazar, alejar y abandonar para que no me lo hagan a mí. Completamente egocéntrico. Huyo del amor y de la felicidad porque me cuesta creer que soy una persona digna para sentir el amor. Por eso me vuelco en mi voracidad de dar para poder recibir lo que me «falta». Lo que recibo no es suficiente y quiero más. Como si fuera una necesidad de llenar las baterías completas para la posterior falta de energía. Nada es suficiente. Nunca es suficiente. No soy suficiente.

El dulce tormento del anhelo. Anhelo de ser mejor, de tener el amor perfecto, de ser perfecto para el amor, de ser capaz y de ser feliz. Todo en tiempos erróneos: pasado o futuro.

 Me han dado una gran lección durante estos días. El hablar con mi amigo Willardo me hizo reflexionar que estoy enojado con mi pasado y que no me estoy viendo, incluso cuando me justifiqué que si lo estaba viendo. Posteriormente me encuentro con un libro acerca de mi eneatipo que me golpea con fuerza para hacerme ver lo que expuse anteriormente. Me taladran sus palabras así como las de Pako.

 Me duele el acordarme de que no me doy cuenta de lo que tengo, de lo que no valoro, de lo que me alejo, de lo que rechazo, de lo que me enoja, pero especialmente de lo que dejo de hacer.

 Me quiero centrar en mi presente. Mi anhelo cambia por el presente para volverlo realidad. ¡Que ironía! La palabra anhelo me ha seguido durante un año. Me ha dado muchas cosas en todos los sentidos y hoy la valoro. Anhelo de sentirme amado en el presente, de ser capaz, de amar y de ser feliz. Lo quiero convertir en el día de hoy. No sé si lo lograré todos los días, pero tengo una melancolía por hacerlo.

 El dulce tormento del anhelo se convierte en una simple felicidad presente. Sin adornos. Dejando la ira por un lado para evaluarla de la manera adecuada. Viendo mi presente desaparece mi angustia y la ira disminuye.

 Ya no quiero tener miedo de no sentirme suficiente. Ya no quiero desear más, tengo que aprender a ser feliz con lo que tengo. Pedir lo que necesito desde el punto presente y no desde el deseo exigente de la perfección.

 Me abro a recibir lo que me entrega la vida. Ya he recibido demasiados golpes y no voy a permitir recibir más. No voy a permitir que me hagan daño, no voy a recoger migajas de amor del piso y me permitiré pedir lo que necesito en el momento justo. Voy a confiar en lo que sienten por mí y lo que siento yo por los demás. Me haré comprender. No voy a rechazarme ni rechazaré a los demás, ya que el éxito depende de mi forma de ver y de vivir, no del anhelo constante a lo que vendrá o lo que tuve.

 Dejaré el dulce tormento del anhelo. Hoy se convierte en presente y en realidad constante. Conciencia continua.

 Imagen: http://historiasdeunalmanonima.blogspot.mx/2010/10/anhelo.html

 

 

COMO ANIMAL HERIDO

 

 

33588500-3DC6-4944-8C38-E1D0CC8A26E1

Hoy me siento bloqueado para muchas de las emociones, no puedo sentir las emociones positivas como amor, cariño, compasión o esperanza. Estoy instalado en mi lado negativo en el enojo y la angustia. Pero al mismo tiempo me doy cuenta que son emociones con las que estoy familiarizado y me intoxican. He meditado mucho tiempo el día de hoy para regularme, pero la sensación de angustia no se me quita, identifico que estoy como un animal herido al que sólo le hace falta que lo toquen para que reaccione.

He tratado de abrirme con mi relación para intentar arreglar las cosas, los sentimientos de miedo, angustia y enojo son mutuos. Yo no sé que hacer con eso y él tampoco. Lo que si me queda claro es que hay un sentimiento, no sé cuál pero hasta este momento nos ha unido. Llego a sentir con mucha intensidad y comienzo a pensar realmente que es lo que está pasando para poder ver las cosas tal como son.

Soy agresivo y vengativo, especialmente cuando me encuentro herido. Reconozco que a veces trato de hacerlo sin darme cuenta y pido perdón o trato de arreglar las cosas. El punto es que no me satisface lo que veo o la reacción con la que me encuentro; lo que me hace caer en la cuenta que tengo que verme a mí mismo.

Estoy pasando por momentos muy difíciles. Angustiantes en todos los aspectos de mi vida. Busco apoyo en una pareja y no lo encuentro. ¿Qué está pasando realmente conmigo? El apoyo que necesito lo tengo dentro de mí, pero no lo puedo ver. Trato de ver que la vida me está presentando muchas situaciones que afrontar, necesito fortaleza y lo único que puedo sentir es miedo, enojo y autodestrucción. Yo sé que he pasado muchas situaciones difíciles, pero lo único que busco es comprensión por parte de los demás, y el que no se comprende soy yo. Dependo en momentos de lo que me digan para poderme sentir seguro, porque al verme tengo miedo y no encuentro la seguridad por ningún lado. Busco confianza y no confío en lo que hago. Busco amor y me cuesta amarme en estos momentos.

Estoy instalado en mi drama. En el drama de afrontar cosas y no saber cómo. El llorar, como lo hacía anteriormente, no me funciona. Me hunde y me cuesta trabajo salir. Estoy en el enojo. El enojo con la vida, conmigo mismo, con lo que no puedo afrontar, con los apoyos que no veo y con el pedir algo que no me dan. Estoy muy enojado y creo que es el momento de convertir el enojo en coraje.

Coraje por afrontarme, por decirme todo lo que soy al espejo y aceptarme como soy. Coraje de ver las situaciones y afrontarlas con amor. El coraje de amar y amarme. Se necesita mucha conciencia y confianza para ver realmente que ese amor que estoy buscando está en mí. Que necesito verme y no camuflajearme.

El amor me enseña a comprender, a interesarme, a querer estar ahí y principalmente a abrirme en todos los sentidos. A comprometerme conmigo mismo y con los demás. El amor es mucha sinceridad y protección. Quiero abrirme a mí mismo, ser sincero y protegerme. Lo he buscado durante meses con una pareja y no lo he encontrado. Sentirme seguro a pesar de lo que me hagan o pase, de lo que viva y de lo que sienta.

Es muy fácil meterse en el pensamiento para no ver las cosas como son, lo he hecho mucho tiempo de mi vida. Lo difícil es sentir y reflexionar lo que siento. En este momento mi pensamiento crea el sentimiento de angustia, enojo y miedo. Reflexiono que es sólo un pensamiento que no es verdad.

Me ha costado mucho trabajo darme cuenta que  el decir lo que siento es honestidad y compromiso. El evitarlo es rechazo y desinterés. Pasé muchos años haciendo esto. Guardándome cosas para no hacer sentir mal a los demás. No decirles lo que siento para no sentirme comprometido en decir algo “lindo” o romántico. No es fácil darse cuenta de que no estas sintiendo; o peor aún; darte cuenta que lo sientes y no decirlo para evitar comprometerte contigo mismo y con la otra persona.

El compromiso es abrirte, decir lo que sientes, afrontarlo, vivirlo y principalmente sentirlo para tener empatía con la otra persona. Pero para esto, comienza con un compromiso contigo mismo.

Puedo engañar y ser deshonesto con todos, pero no puedo engañarme de sentir. El compartirlo con las personas adecuadas es un compromiso conmigo mismo. Me doy cuenta que la falta de compromiso comienza con la falta de amor. Amor por ser yo mismo y compartirme como soy con todos mis miedos y defectos.

Hoy quiero que me vean como soy. Quiero mostrarme a mí mismo con todos mis defectos, mi intensidad y mi enojo. Pero dentro de todo sí me queda muy claro que el enojo se convierte en coraje. Coraje de sobrevivir como un animal herido. Buscar la vida. Evitar la muerte emocional, física y espiritual. Tengo mucho coraje para salir adelante. Quiero que me acompañen las personas que tengan esa capacidad, sino que se queden en el camino muertos de miedo en su cueva. Yo me decido a seguir. Quiero estar, compartirme, amar y comprometerme con quien lo haga conmigo. Con ese coraje de seguir y abrirse. Coraje con toda la comprensión que pueda dar y que me puedan dar. Hoy comprendo, me comparto y comienzo a amarme a mí mismo comprometido con quien soy y con quien quiera estar conmigo.

CAMINANDO SOBRE PLUMAS

beach-feathers-girl-photography-sand-favim-com-468745

La semana pasada me dí cuenta de cómo una emoción reprimida puede llevarte a intoxicarte a tal grado que no puedas ver la puerta. He estado muy enojado. Enojado conmigo mismo por permitir lo que me han hecho,porque las cosas no me están saliendo, porque no me he podido perdonar, me exijo demasiado, exijo demasiado y muchas de las veces me hundo en el sentimiento para no permitirme ver lo que tengo alrededor.

Toqué fondo, de la manera mas abrupta, estúpida e inconsciente y estoy pagando las consecuencias. No sé si mis consecuencias sean tan graves como perder gente que quiero, pero la realidad es que fue tan fuerte el fondo que me destruí por dentro y volviéndome completamente inseguro de lo que siento y de lo que hago. La persona que era hace algunos años desapareció. La quise matar y refundir en la fosa mas profunda que encontré, sin nombre y en lo más recóndito de un desierto. La realidad es que esa persona existe dentro de mí y sigue sin gustarme.

Esa persona es soberbia, egoísta, manipuladora, deshonesta, ingrata, iracunda, inconsciente, quejumbrosa, víctima, necesitada, exigente, egocéntrica y para acabarla de fregar viva. He tratado de mejorar en muchísimos aspectos de mi vida, no ha sido nada fácil y me causa mucho dolor el darme cuenta que la persona anterior no me funciona, y la actual tampoco. Algunas características las he aceptado, las reconozco y las evito, pero no siempre puedo llevarlo a cabo.

Mi vida ha tenido muchos altibajos emocionales. De hecho nunca he sabido reconocer cuando me estoy “intoxicando” por la emoción y cuando no. La semana pasada fue una borrachera de ira. Ese enojo sutil, que se acumula. Lo he tratado de sacar de mil formas. Pero el principal problema es que no pude reconocer que seguía ahí. Lo confundí con angustia. Los problemas que tengo me agobian, no encuentro la salida de la jaula cuando lo que quiero es volar.

Hoy me doy cuenta que no soy la persona que había tratado de formar, me siento como si fuera un fraude. Sé que me exijo demasiado y que no es fácil cambiar y dejar todas las actitudes destructivas y dañinas, pero si estoy haciendo un esfuerzo. Llevo entre el cielo y el infierno durante casi un mes. En unas áreas estoy súper bien y en otras trato de salir adelante pero me ha sido imposible porque no me creo capaz, cuando todas las personas somos capaces.

El camino de la recuperación de la vida no ha sido fácil para mí, pero lo que si me queda claro es que he cambiado para afrontar las consecuencias de mis actos. Estoy rodeado de gente que me quiere y muchas veces trato de alejarlos porque me siento que puedo hacerles daño, es como si supiera que las cosas marchan bien y creo que puedo meter las patas.

Una de las características mías es la huída. Siempre al sentirme encarcelado por mi sentimiento trato de huir. ¿A dónde? No tengo ni idea, porque no puedo escapar de mí. Estoy encarcelado en un cuerpo y una personalidad que trato de cambiar. Reconozco que soy la persona que he sido y que soy ahora, ambas me atormentan y me ayudan; pero no puedo controlar el que salgan ambas en algún momento.

No he sido la mejor persona, he hecho mucho daño. He permitido que me hagan mucho daño. El proceso de huída, fuga y anestesia es muy familiar. Me toca enfrentarme. Conocerme más y ser humilde. Reconocer lo que tengo y lo que no tengo. Fomentar el autoestima aceptando esas partes dañinas en mí, amarlas y comprenderlas.

Hoy me siento arrepentido de todo lo que he hecho en mi vida, de lo que he permitido que me hagan y de no cuidarme como debería. Quiero de verdad dejar atrás el pasado pero comprendiéndolo y aceptándolo. Mi verdadera aceptación consiste en ver conscientemente lo que hay, sin pensar si es agradable o desagradable. No juzgarlo, sino amándolo.

Siempre he dicho que un poder superior es el Amor. Lo predico en todas las formas, pero los últimos golpes me han hecho sentirme como si no lo fuera todo. Me enojé con el Amor. Hoy toca. Abrirme, sentirlo y compartirlo. Comenzando conmigo. Hoy quiero amarme y amar. Perdonar y pedir perdón. Hacer. Siempre he tratado de dar todo lo que puedo a los demás, y creo que tengo que darme mucho a mí, sin descuidar regar la flor de la amistad, familiar y de pareja con el agua exacta. Demasiada agua ahoga, poca mata. Estuve en sequía regando a los demás, y ahora riego en demasía o no riego en lo absoluto. Quiero hacerlo, de verdad con convicción y con la justa medida. Hoy empiezo de nuevo. Mi novio me ha enseñado que si se puede, que si hay sentimiento hay porqué luchar. Le agradezco y me queda claro, me lo ha demostrado y quiero aprenderlo de él.

Perdón y Gracias a todos, inclusive a mí mismo, ya que después de querer estar caminando sobre clavos, quiero caminar sobre plumas.

Imagen: internet

TOMAR AIRE POR LA VIDA

Hoy me doy cuenta del recorrido que he tenido en mi vida. No lo puedo evitar. Mi presente me confronta con mi pasado y me avienta al futuro sin necesidad de prestar atención. Es espontáneo. Darme cuenta de que mi … Sigue leyendo

HAPPY DAY

Tuve uno de los días más felices de mi vida. Cerré los círculos más dañinos de mi existencia el día de ayer. La casualidad o el destino me puso a una persona en el momento justo, ya que fue al principio una distracción de mi enojo para convertirlo en tranquilidad, pero después fue un apoyo muy grande con el simple hecho de estar conviviendo juntos.

El círculo mas dañino que he tenido ha sido el aferrarme o apegarme a un pasado que no podía soltar, por la sensación de que no podía superarlo. Me encontré con Lord Voldemort (así le llamo a cierta persona que fue muy importante para mí). Así como todos en la película de Harry Potter no lo querían pronunciar y le tenían miedo, a mí me pasaba lo mismo. El encontrarme con Voldemort frente a frente me hizo saber que ya es pasado, un pasado difícil de sobrellevar en su momento y ahora creo que bastante llevadero.

Fue un solo instante, un lapso de 2 segundos a menos de un metro de distancia. Al percibirme de su presencia no sentí nada. Y al no sentir nada me sacó de onda. Es decir me sacó de onda no sacarme de onda. ¡Irónico!. Me dí cuenta que no paraba de voltear a ver donde estaba yo y la verdad no pasó nada. Más de 18 meses esperando un momento con nervios, con impotencia, con miedo y con incertidumbre; para ver que no pasó absolutamente nada.

Al principio sentía rencor, coraje, impotencia, frustración, resentimiento, enojo, ira, tristeza, nostalgia e incluso añoranza de la situación. Después de mucho tiempo me doy cuenta que ya no siento ni lástima. Deseo que le vaya mejor de cómo le ha ido siempre y que logre todos sus sueños. Quería que estuviera lejos de mí por miedo, pero me doy cuenta que no existe ese miedo ahora. Si llega a acercarse no pasa nada. Por lo pronto de mi parte no quiero estar cerca de esa persona, pero no me incomodaría si en situaciones extremas de la vida llego a tener un contacto con él. Ya no pasa nada. ¿O pasa mucho?

Creo que si está pasando algo muy grande, ya que me doy cuenta que mi autoestima va mejorando, que mi seguridad está presente, que mi carácter es fuerte, que tengo a las personas adecuadas, que voy por buen camino, soy buena persona, soy noble, no puedo evitar los sentimientos de venganza, puedo salir adelante sin anclarme al pasado, estoy respetando mi individualidad, respeto a los demás y estoy respetando mis sentimientos y pensamientos. En fin estoy empezando a ser congruente honestamente. Eso me dá el alicate para seguir en el camino de recuperar la conciencia, y recuperar mi vida.

Desde la mañana tuve el presentimiento que iba a pasar. Como si supiera que voy a respirar dentro de un minuto, sabía que iba a ver a Voldemort. Y pasó. Últimamente he tenido muchos presentimientos, una persona me dijo que estaba recordando mi futuro, y creo que es verdad. El futuro está aquí el día de hoy, solo basta esperarme un segundo. En fin. Ayer un instante viví el presente, ví mi pasado y conocí mi futuro. Disfruté la sensación. Ahora me doy cuenta que vivir mi presente significa ver mi realidad, por dura que sea, dándome la oportunidad de disfrutar y querer cambiar, si deseo alguna situación.

Hoy cambié y me dí cuenta de que puedo afrontar la vida sin muletas. Sin rencores. Sin pasado. Sólo forjar mi futuro en base a ver mi realidad, conocerme a mí mismo y confrontarme a mis miedos.

Imagen: http://unboxedwriters.com/2012/07/the-happiness-list/

VIDA A COLORES Y EN 3D

20120704-175139.jpg

El día de hoy me pongo a reflexionar realmente en la forma de tomarme la vida. Estos días he estado enojado. ¿Porqué? Porque tengo cambios en mi vida, beneficiosos, pero cambios al fin. Me cuesta tomarlos de la manera como debe de ser… De forma espontánea.

Hoy me enteré de una noticia que me dejó helado. Literalmente asimilo que la vida me está poniendo ejemplos muy claros de lo que tengo que hacer, de lo que no tengo que hacer y demostrarme en forma de una bofetada invisible lo que estoy haciendo.

Aprendo, asimilo y hasta ahora acepto que mi vida es muy fácil comparada con la de otros, pero al mismo tiempo es tan difícil como la de los demás; pues claro ¡La estoy sintiendo yo!

Normalmente terminamos comparándonos con los demás para obtener una frustración, porque no se me ocurre ninguna otra razón. Yo me comparé, asimilé, deduje, introduje y desheché un tipo de frustración muy sutil en forma de enojo. Un enojo silencioso, invisible, camuflajeado de «es lo que debo hacer » o » es lo que me toca» .

Me doy cuenta después de tantos días de vivir por vivir que no estoy difrutando, sino que simplemente estoy viviendo lo que tengo que vivir; pero inadecuadamente en forma de introducirme en una realidad externa cuando lo más importante es mi realidad interna.

Esa realidad de no juzgar lo que me pasa o querer asimilar los hechos. Son simplemente momentos que estan pasando, no que están modificando mi esencia como persona a menos que yo lo permita. Permito comparar, juzgar, asimilar, comprar, vender, cambiar, negociar y querer cambiar los hechos cuando me doy cuenta que no tengo que hacer absolutamente nada; simplemente lo que tengo que hacer. Con el «tener que hacer» quiero decir ser observador y cambiar lo que esté a mi alcance para el mejor beneficio no de mí, sino de todo el contexto con el que estoy relacionado.

Mi vida es como una película codificada, que de vez en cuando me envían la clave para poder verla incluso en 3D, es decir tengo que traducir las señales de lo que me están enseñando todos los seres que están a mi alrededor y ver la mejor perspectiva de ella. Exactamente lo que me pasó el día de hoy. Descodificaron mi vida y la volví a ver en 3D, incluso en 4DX. Comencé a vivir de nuevo, sin el sutil enojo frustrado de un ser que lucha con su despertar, a ver todo en dimensiones y colores intensos.

Me queda claro que todos me estan enseñando cosas muy importantes. Mi grandiosidad consiste en poder ver que todas las situaciones están hechas para mí en especial porque tienen un objetivo. La vida me enseña que los actores, escenarios, situaciones y efectos especiales están puestos por algo: entender la película de mi vida para poder comprender el final.

No me preocupa el final, porque sé que acabará cuando termine de enterarme de toda la trama, de los personajes y los efectos especiales. El final será como debe de ser y aunque no quiero que se acabe la película, debo de estar de espectador disfrutando la función.

Sólo estoy pensando una cosa… ¿Qué título tendrá mi película? Y de algo estoy seguro: los personajes, escenarios, efectos especiales e incluso los actores principales ya los conozco, sólo estoy esperando el momento a que salgan a escena para ver mi propia actuación.

Imagen: http://www.educationalservice.net/2012/january/20120115_movies.php