PLUMA POR PLUMA

aguila-real

Un año más de vida. De experiencias, momentos vividos y dolores sufridos. No quise celebrar este cumpleaños porque de verdad no lo siento. He tenido un año muy difícil. Como siempre he salido adelante no sé ni cómo, o por lo menos me hago a la idea de que lo he hecho.

Estoy consciente que tendría que agradecer todos esos momentos y experiencias asimiladas, y de verdad lo quisiera hacer pero no me nace. No me gustan mis cumpleaños porque no me gusta ser el centro de atención, no estoy haciendo absolutamente nada como para que me festejen; pero si reflexiono un poco más me doy cuenta que de verdad si es un logro enorme llegar a un año más. Hace algunos años en la misma fecha murió el doctor que me trajo al mundo: mi tío. La vida se ha portado muy irónica en esta fecha.  Comencé una relación el mismo día y que por cierto duró dos meses. Con cada fiesta sorpresa, los sorprendidos fueron los organizadores. Toqué fondos en este día, pero especialmente es un día donde evito sentir. Sentir que llevo un año menos de vida, o uno más hacia la muerte. No soy fatalista pero soy realista. Este año fue en su mayoría una gráfica de electrocardiograma emocional.

Cada año me voy del pueblo, apago los celulares, desactivo mi cuenta de Facebook y me aíslo del mundo para vivir mi duelo. Este año, ya no voy echar el típico rollo de que no espero nada, que agradezco y que quiero lo mejor para este año. Este año estoy cansado. Es hora de renovarme.

Mi animal favorito es el águila real. Es de los animales más longevos (que ironía porque no me gusta envejecer), llega a vivir 70 años. A la mitad de su vida (aproximadamente a los 40 años) vuela hacia lo más alto de una montaña que pueda, se refugia en un nido y comienza un doloroso proceso de transformación pero necesario. Su pico esta ralo, sus uñas se resquebrajan y su plumaje está dañado. En ese momento comienza tirándose el pico contra una roca. Espera a que crezca, posteriormente se quita las uñas y el plumaje. Este proceso dura 150 días. Es muy doloroso ya que es amputar prácticamente las partes de su cuerpo exteriores, uña por uña, pluma por pluma.

Yo estoy en el proceso del águila real. Es doloroso pero necesito amputar cada parte de mi ser ralo, resquebrajado o dañado. Es muy doloroso ver que necesito un proceso de renovación. Si por mi fuera me perdería feliz los 150 días sin saber de nadie y que no supieran de mí. Este año dañé muchas partes de mi ser y me dejé dañar. Evité verme, pero llegó el famoso día de mi cumpleaños. Me ví en el espejo interior y exterior. Toqué un fondo más cuando me acosté por la tarde y comencé a llorar por la muda de personalidad, por el que está muriendo.

Me estoy haciendo daño de muchas maneras, evito verme. Evito vivir. Estoy en crisis. Y definitivamente odio las crisis. Quiero comenzar el proceso de transformación como el águila real. Comienzo cerrando el pico y tirándomelo para dejar de decir cosas que me arrepiento. Tirándome cada uña para ser humilde, dejar de juzgar y evitar hacer daño. Y finalmente es hora de renovar mi cuerpo, hacerle caso y cuidarlo. Me quito las partes más difíciles de mí. El juicio, el expresar cosas impulsivamente, la soberbia y el hacer daño “inconscientemente”. Me va a costar cada parte, me cuesta el ir tirando y dejando.

No sé si mi proceso de renovación dure los 150 días del águila, pero si me queda claro que me pega mucho mi cumpleaños. Me puse objetivos desde pequeño que sólo me han servido para frustrarme (mi propio juicio) y lo sigo haciendo por momentos. Estoy cansado,  harto y aburrido de ser una persona que se deja llevar por su propio ego. Me vuelvo manipulador, egoísta, egocentrista, egotista, dramático, sufridor, chantajista y especialmente víctima de mí mismo. De verdad estoy cansado de ser así.

Me propuse realmente decir lo que quiero y lo que pienso. Estoy cansado del “debería”. Toda mi vida he visto que debo ser buen hijo, buen hermano, buen novio, buen amigo, buen amante e inclusive buena persona. Pues no lo soy, soy como soy y punto. Puedo llegar a ser todo eso “bueno” y también “malo”.

No me dejo ser con una cascada de cosas que me exijo. De verdad mi transformación será dolorosa, y como siempre digo estoy en proceso. También estoy cansado del proceso. Harto de besar sapos, o príncipes que se convierten en sapos. Harto de verme en el espejo y reprocharme algo, de no decir lo que quiero por miedo a echar a perder algo. Me estoy echando a perder con lo que no digo. Cansado de escuchar promesas  y creérmelas (porque debería hacerlo por el “bien” de…). De ver mentiras y tragármelas con el pretexto de ser mejor persona. De pedir lo que necesito y que no me lo den. De pedir. De dar cuando no quiero. De escuchar y de decir cuando no me nace. Soy como soy. Intenso, sincero, honesto, enojón, noble, compasivo, desconectado, apasionado, preocupado, amigable, rígido, divertido, alegre, chocante y muchas cosas más. Sí, soy lo que quiero ser. Ya me cansé de estar renovándome a medias. Hoy comienzo tirándome el pico y hablar las cosas que realmente quiero sin arrepentirme. Siguen las uñas, pero no por eso seré débil. Se necesita mucho valor para hacer esto. El plumaje… Como el ave fénix. A quemarse, volverse cenizas y renacer.

 

Imagen: http://4.bp.blogspot.com/-h_k7pgM86hc/ThRyTrjCFnI/AAAAAAAAAEo/UNzR8sHnRPk/s1600/aguila-real.jpg

Deja un comentario