LIENZO DEL ALMA

Desde que tengo una memoria fresca en mi vida los tatuajes me han llamado la atención. Me parecen símbolo de osadía, algunas veces estatus y otras un accesorio ideal para ciertas partes del cuerpo. Cuando veo a una gente con muchos tatuajes en el cuerpo me provoca algo de admiración con sentimientos encontrados, mezcla de agrado y desagrado.

Cada persona es libre de marcar su piel. Yo lo he pensado muchas veces, pero siempre reflexiono en el arrepentimiento futuro. Me gustan pero me da miedo ponerme uno por que puedo cambiar de idea, además que le tengo pánico a las agujas e intolerante al dolor. Pero creo que los tatuajes no siempre son físicos sino también emocionales.

Agradezco esos tatuajes que me han hecho disfrutar, amar y compartir. Las situaciones, vivencias, experiencias y energía intercambiada en cada situación con las personas que dejaron marcada mi memoria y mi sentimiento. Aquellas que con una sonrisa me hicieron sentir involucrado, las que con una palabra de aliento me ayudaron a seguir adelante, las que con un abrazo me reconfortaron, las que con pasión me hicieron sentir, las que con carcajadas me conecté con la felicidad y las que fueron y son ejemplo y guía.

Ahora en mi vida me encuentro personas que han aparecido  por coincidencia, destino o energía. Están ahí marcando cada día que paso. Yo estoy siendo un tatuaje para algunas; pero lo más increíble es el tatuaje que marcan mi memoria y mi corazón.

La tinta que fluye por las agujas de un tatuaje puede ser diferente y colorida. La tinta que fluye para un tatuaje emocional es la intención, la aguja el sentimiento. Cada vez que tengo relación con alguna persona puedo tener la mejor de las intenciones para obtener un sentimiento mío o de la persona con la que estoy interactuando. A fin de cuentas marcar un momento. Un recuerdo o una emoción que puede quedar para toda la vida.

Me pongo a pensar en la manera que estoy tatuado. Es una mezcla, como al ver una persona exageradamente tatuada, de agrado y desagrado. Pienso que algunas huellas las puedo borrar pero me doy cuenta que al quererlas borrar me producen una cicatriz, grande o pequeña, pero cicatriz en mí. Trato de asimilar esas huellas, de ver en perspectiva la cicatriz mía, la forma o el color de mi tatuaje emocional; termino obteniendo una emoción, de colores como la tinta, con intensidades, con forma; con agrado y desagrado.

No todas las personas piensan en marcarte de la mejor manera, algunas las hacen con el afán de no hacerte crecer o hacerte daño. Yo quiero dejar tatuajes de colores intensos, bellos, con formas agradables a cada uno, con marca indeleble de sentimiento. Hago lo que puedo, pero puedo mejorar porque tarde o temprano la marca que trato de dejar en los demás es la misma que se tatúa en la mía.

En mi proceso estoy tratando de obtener la perspectiva de esas marcas. La intensidad. El color, algunos obscuros y otros vívidos. La forma, ya sea agradable o desordenada. La cicatriz que pudo haber dejado alguno, grande, pequeña, fea o bonita. La aguja con la que fue hecho y la tinta que me marcó, es decir el sentimiento y la intención.

Me da gusto saber que tengo tatuajes en mí interiores porque me hace pensar que he dejado huella y han dejado huella en mí. Una marca. Una experiencia. Un recuerdo. Un sentimiento.

Esas marcas son para siempre. Sólo tengo que aceptarlas realmente para que pueda aceptarme como la parte esencial de mi vida que son. Yo soy esas marcas. Yo soy esas cicatrices. No es el hecho de quien las hizo, sino lo que dibujó en mi alma. Yo soy esa alma tatuada.

Modelo: Mauricio Ramirez Torres

BÚSQUEDA INFINITA

En la vida buscamos siempre algo, creemos que cuando llegue ese “algo” vamos a ser felices, una pareja, un recuerdo, el dinero, un buen trabajo; en fin… podemos buscar y desear mil cosas. Aquí el punto es ¿Cómo lo buscamos? El fin no es el motivo sino el proceso que tenemos para llegar a ese fin.

Cuando iniciamos una búsqueda ponemos todo el empeño para llegar a tenerlo. Pero al llegar al fin de esa búsqueda iniciamos otra en automático. Puede ser por llenar vacíos, por creer que si logramos nuestro objetivo tendremos una satisfacción, por miedo a disfrutar el camino, por miedo a encontrarnos a nosotros mismos; al fin, pueden ser por muchas razones.

Yo en lo personal estoy en búsqueda de una tranquilidad, una felicidad y un crecimiento emocional, además claro de las cosas materiales que todos deseamos y buscamos. Lo que no me había puesto a pensar es que estoy inmerso en una búsqueda incesante de cosas que tengo a la vista y que no disfruto. Esa búsqueda en mi vida son pequeños detalles que sumándolos me proporcionan tranquilidad, felicidad y crecimiento emocional. Me siento a veces como cuando estoy buscando las llaves y las tengo en la mano; así está mi vida. Puedo tener tranquilidad, felicidad y crecimiento emocional en este mismo instante.

La evolución de un ser humano se dá cada día. Cuando nos empeñamos en ser mejores y crecer, no vemos que lo estamos haciendo cada minuto. Con trabajo obtenemos dinero, el trabajar en nosotros mismos nos puede hacer más atractivos para otra persona y encontrar pareja, que no tengo que tener miedo de lo que he hecho y de lo que soy porque todo es una experiencia que me llevó a ser lo que soy ahora, es decir el proceso es lo importante no tanto el fin.

Estamos inmersos en una vida estandarizada y llena de reglas que tenemos que seguir. Estamos automatizados en muchas situaciones. El cambio que se dá a cada día en el mundo de diversas maneras no lo queremos aceptar hacia nosotros mismos. El evolucionar nos hace fuertes, adaptables y tenaces. Cuando nos ponemos metas no pensamos más que en el objetivo, podemos reflexionar del proceso para llegar a ese objetivo; pero realmente no disfrutamos el proceso: El proceso incansable y continuo de búsqueda en nuestras vidas.

Mi búsqueda personal está a mi alcance. Estoy tratando de ser mejor persona en todos los sentidos y me estoy perdiendo de disfrutar mi proceso. Mis metas van muy relacionadas al perfeccionismo imposible de alcanzar, ya que al llegar a una en automático me pongo otra. La frase de “tienes que tener metas en la vida” resuena en mi cabeza como un trueno. Estoy de acuerdo que tengamos un objetivo, lo que no estoy de acuerdo es que siempre tenemos que tener una meta. El proceso puede llegar a ser largo y frustrante pero quiero pensar que mi búsqueda infinita de algo es por el simple hecho de querer superarme, aunque no es muy lógico que esa superación la logre sino sé como valorar el proceso.

En fin. La búsqueda infinita del ser comienza en nuestro interior. Las cosas materiales las necesitamos como un medio para comodidad y disfrute, pero no nos sirve de nada si el objetivo que buscamos es material, ya que al momento que lo obtengamos quedaremos insatisfechos y con el deseo de querer más.

El camino de mi búsqueda infinita consiste en disfrutar, paladear, aprender, crecer y querer más hasta el último día. Solo así me daré cuenta que estoy vivo. Creo que empiezo a buscar mi propia vida.

MUROS PERSONALES

What is "engagement" really?

Reflexiono el día de hoy en lo que soy y a donde quiero llegar. Soy una persona que quiere salir adelante internamente con todos sus altibajos, tristezas y buenos momentos. Quiero llegar a ser una persona agradable y amada; pero especialmente por y hacia mí mismo.

En general es difícil darnos cuenta de lo valiosos que somos en el universo y en la vida de los demás, yo creo que salta instantáneamente el egoísmo. Suena paradójico pero es verdad. Podemos sentirnos valiosos hacia los demás y no tan valiosos hacia nosotros. Llegamos a ser egoístas para con nosotros simplemente con algún pensamiento de inseguridad, buscando el amor con personas incorrectas haciéndonos daño espontáneamente o en situaciones nada favorecedoras hacia nuestra integridad personal.

Cuando conozco a alguna persona que es nueva en mi vida siento gusto, ilusión y esperanza de poder hacer una buena amistad o inclusive de encontrar “el amor de mi vida”. Esa sensación mezcla entre ansiedad e ilusión es padrísima. Pero en algún momento (si el pero de siempre) pienso lo que no debería de mí mismo. Normalmente saltan mis inseguridades acerca de lo que tengo que hacer, de lo que podría ser o de lo que no debería ser. A fin de cuentas pensamientos que no sé con certeza si sucederán y por consiguiente con el respectivo miedo; ya que el miedo en todos los aspectos es ignorancia; de lo que no sé que vaya a pasar con lo que estoy viviendo.

Estoy consciente de muchas cosas y las pienso de la manera que creo es lo mejor para mí, ¿Pero que pasa cuando estoy sintiendo cosas que no corresponden a mi manera de pensar? Es difícil encontrar la conexión directa entre pensamiento y sentimiento, ya que puedo saber exactamente que quiero y como lo quiero, pero sale a la luz un destello muy sutil en forma de intuición que me hace frenarme en seco y reaccionar.

El día de hoy tengo sentimientos encontrados. Quiero no depender del cariño y amor de nadie en ninguno de los sentidos. Quiero tener la autosuficiencia emocional para no necesitar de nadie, pero compartiendo mis experiencias, mi felicidad, el cariño y el amor. Pero me falta mucha comprensión, mucha aceptación de las cosas que pasan (como deben de pasar sin estar sujeto a discusión) y mucho crecimiento emocional. Yo sé que debo hacer cada día un esfuerzo por encontrar ese conocimiento de los sentimientos especialmente.

Cuando estamos en una relación queremos tener muchas cosas que creemos que nos faltan. Pero cuando no tenemos relación alguna  idealizamos lo que queremos y; cuando nos llega algo diferente; nos conformamos con lo que obtuvimos. Yo quiero estar en una relación auténtica conmigo mismo. Quiero sentir y fluir como debe ser con cada situación que pase. Quiero aceptar lo que me depare el destino, no quiero cambiar las cosas, disfrutar y vivir intensamente los minutos de ese intercambio de experiencias. Y no hablo solo del plano sentimental con una pareja; sino con todas las relaciones que tenga en mi vida.

Como conciencia universal estamos enfermos. Basta con ver un noticiero un solo día para darnos cuenta de la falta de respeto hacia los demás.Guerras. Hambrunas. Invasiones. Robos. Violencia.Aunque todo se base en el respeto falta una cosa muy importante: el sentimiento. No estamos acostumbrados a sentir intensamente porque controlamos las situaciones para no herirnos o para no ser vulnerables.

Quiero sentir, quiero vivir, quiero disfrutar y quiero ser feliz; pero para llegar a este punto busco la libertad de expresar lo que siento y quiero en el momento que necesite. Libertad de decirme las cosas que necesito, decirme que soy importante, que puedo salir adelante, que soy una persona valiosa, que no necesito de ciertas situaciones para ser feliz, que las personas que tengo en este instante son las que deben de estar, que quiero pensar, sentir y dejarme fluir. Palabras, sólo palabras. Pensamiento, solo pensamiento. Sentimiento, sólo sentimiento. Yo mismo, sólo yo mismo. Quiero vivir sin tratar de vivir, sentir sin retener y pensar sin controlar.

Tengo la libertad de hacer lo que quiera en el momento que quiera respetando a los demás. Libertad. Muchos han muerto por esa palabra. Pero la libertad no sólo es física o de derechos humanos. También es interna, y no hay algo más esclavizante que nuestras propias cadenas internas. Libertad personal. Libertad espiritual. Libertad emocional. Ese es mi objetivo. ¿Fácil o difícil? Depende de lo que quiera y hasta donde quiera llegar, los muros los levanto yo mismo tan altos como quiera.

Hoy derribaré esos muros, romperé las cadenas y alcanzaré mi propia LIBERTAD.

Foto:  http://www.shericandler.com/2012/01/20/engagement-and-connection-overused-buzzwords/broken-chain/

Vivir a medias

Hace unos pocos días recibí un correo con la siguiente frase «estoy metiendo 32 años de mi vida en 21 cajas». Fue la conclusión a la que llegó una de las personas más importantes en mi vida, mi tía.

Me cimbró tan dentro que me puse a pensar en las conclusiones de mi propia vida. Yo también metí 38 años de mi vida en una caja imaginaria. En mi memoria.

Llevo poco más de un año reflexionando cuan tan rápido pasa la vida. Para ser exactos 38 años. No sé en qué momento pasaron tan rápido y porqué hasta ahora comencé a vivir. Los cambios son oportunidades de crecer y me doy cuenta que no los he querido aceptar, por lo que el crecimiento ha sido mucho más lento emocionalmente, porque claro, físicamente no se detiene.

En un instante entran y salen personas de mi vida. Algunas de ellas dignas de conservarse, pero algunas otras, dignas de olvidarse lo más pronto posible. Las experiencias con cada una de esas personas me han cambiado, para bien o para mal; pero con la seguridad de que me han cambiado. ¿Entonces porque he sido tan renuente todo este tiempo al cambio?

Un cambio consciente duele, pero el inconsciente sucede espontáneamente. ¿Puedo volver consciente mi cambio en cualquier momento? La actitud de cambio es muy sana pero dolorosa. Tengo que evolucionar adaptándome al cambio. La conciencia de vida que tengo en este momento me hace pensar en lo que está pasando, pero sin fijarme demasiado en el pasado o en el futuro.

Estoy consciente de mi cambio. Un cambio necesario para sobrevivir, como muchos de nosotros, pero agradable porque tiene un objetivo en particular: el sentirme feliz y evolucionar.

He charlado con muchas personas acerca de lo que hemos hecho en la vida y la mayoría está conforme a medias. A medias vivimos. A medias crecemos. A medias amamos. Creo que por eso es la búsqueda incesante de buscar nuestra otra mitad. Siempre vivimos a la mitad y siempre queremos la otra mitad.

Yo quiero ser una persona completa. No buscar mitades en ningún aspecto de mi vida. Yo sé que me equivoco diariamente, pero tengo las  ganas de corregirlo, aunque me duela. Quiero sentir, crecer, amar y disfrutar. Quiero saborear cada instante que me regala la vida, aunque muchas de las veces me rehúse al cambio diario, consciente o inconsciente. Pero quiero un cambio completo, no a medias como normalmente sucede.

Mis cambios son difíciles, como los de cada persona. Pero me pongo a reflexionar: El meter toda mi vida en una caja (física o imaginaria) tiene una razón. Esa razón es: no me queda de otra más que crecer, guardar todo lo negativo para poder disfrutar de lo positivo pero siempre sabiendo lo que guardé en esas cajas; para que en su momento pueda buscar lo que necesito y poderlo utilizar en este momento.

Gracias a esos recuerdos, vivencias, personas soy la persona que quiere cambiar y que no quiere seguir viviendo a expensas de lo que depare el destino, sino forjar mi propio camino con los seres que necesito a mi lado para acompañarme en este viaje tan intenso y cambiante como la propia vida. Pero definitivamente no a medias.