CIRCULOS DAÑINOS

mata tu ego

El resentimiento es como una estaca clavada en el corazón  de quien lo está viviendo. Te impide vivir plenamente y la única solución es el perdón. El perdón es un acto de coraje, valentía y valor humano. El perdón va ligado al amor.

El perdón es un obsequio, es una decisión de dar una oportunidad de vivir y de cambiar interiormente. El cambio necesario para situaciones y la forma de ver lo que está en el presente. No significa evadir o disimular el daño recibido. El evitar ver la realidad sin sentir enojo para evitar un conflicto no es perdonar, no hay cambio y tampoco hay evolución interior. En cualquier conflicto puede haber indignación e incluso ira, pero no significa que debemos cerrar los ojos o negar que exista un problema sino observar lo que sentimos con lo que estamos viviendo para poder identificar la emoción y conocernos mejor.

La evasión  y la negación son reacciones normales en la mayoría de las personas al tener un problema. Normalmente lo pensamos en nombre del amor que le tenemos a la persona, pero no se puede huir del dolor negado, ya que tarde o temprano vuelve por la puerta de atrás con un dolor mas intenso y con heridas perdurables que llegan a convertirse en un resentimiento volviéndonos personas amargadas, obsesivas, inseguras. Llegamos a rechazar el amor o la amistad que nos ofrece la persona que nos ha ofendido.

La única forma que a mí me funciona es sentir realmente el dolor sin evadirlo, observar lo que siento. En mi caso puedo llegar a sentir ira y afrontar el sufrimiento desde un marco de amor. Cuando perdono me libero de una carga pesada y libero a la otra persona de la culpa, lo que realmente es un acto de amor. Superar las ofensas no es una tarea fácil ya que sentimientos de odio y venganza pueden pasar en automático por la mente, pero el saber que no es una solución puede hacernos ver que la única opción es sanarnos a nosotros mismos por medio del perdón sincero.

Al no haber perdón en un marco de amor no se cierran círculos. Quedan círculos abiertos que afectan la relación y van aumentando cada vez que otro círculo se abre sin concluir. Se acumulan, se acumula la ira y el resentimiento y el amor comienza a desaparecer poco a poco para dar cabida al resentimiento.

El perdonar aumenta la autoestima, ya que cuando se está resentido aumenta nuestro lado masoquista y victimista, haciéndonos ver que todo lo que está pasando nos sucede por una razón que merecemos o que necesitamos competir o sufrir para ganarnos un lugar en el mundo. Además que perdonar nos reduce el temor a ser rechazados, abandonados o engañados en un futuro aumentando nuestra confianza en los demás y en nosotros mismos

Si comparamos el cerebro con una computadora podemos ver que el tener círculos inconclusos es como tener en la computadora muchos programas abiertos. Resta memoria, gasta energía y capacidad de procesamiento. El rendimiento en general es bajo. El cerebro está procesando dolor y resentimiento, creando la manera de no sentirlo. Al cerrar círculos la energía se incrementa, podemos procesar problemas con mayor rapidez y seguridad, dándonos la capacidad de afrontar la vida con alegría y sintiendo realmente el amor por nosotros mismos.

Cuando no damos por finiquitado un problema se forman patrones en nuestra mente dispuestos a ocultar el resentimiento formando creencias y evitaciones de la realidad. El individuo comienza a estancarse, el comportamiento obsesivo acerca del mismo círculo inconcluso comienza y puede evitar que el resentimiento, la ira o la venganza bajen de nivel. La mente se ocupa en situaciones basura para evitar ver la realidad, se pierde contacto con el presente; al tener un problema lo evade porque ya tiene demasiados círculos inconclusos en los que está trabajando. Se pierde el contacto con la vida real, no se dá cuenta de los problemas que está pasando.

El perdón es un sentimiento con el que nacemos, con el que comenzamos a cerrar esos círculos desde pequeños. El aprender a caminar, andar en bicicleta o inclusive a amar es un acto de perdón. Si no nos perdonamos a nosotros mismos sin exigirnos no lo hubiéramos logrado.

El aprender y soltar significa perdonar. Cuando una persona que está contigo te causa conflictos y no sabes porqué puede ser que no le estés perdonando algo que hizo que te sentiste ofendido. El único camino a tu propia curación y dirigir tu vida es el perdón interior y exterior; es tu derecho a elegir de sentirte mejor, de ser feliz. Soltar sin retener. Cerrar círculos inconclusos y no esperar algo de ellos es lo que te hará avanzar a volverte un ser humano con confianza, valores y seguridad para poder relacionarte de una manera sana; inclusive contigo mismo.

Las personas son un reflejo de ti en la vida. Toda persona te está enseñando algo que necesitas sanar, si consideras esto te darás cuenta que las personas pueden tener miedo, estar heridas o no saben qué hacer con su pasado y te lo están mostrando. No hay diferencia entre la persona a perdonar y perdonarte a ti mismo. Te están enseñando a amar.

El no tener perdón y no cerrar los círculos adecuados te sostendrán en la cuerda floja de la inseguridad, de la desconfianza y de la baja autoestima. Te evitarán amar en plenitud teniendo miedo a sentir. Esperar algo del pasado es como querer que llueva hacia el cielo. El presente es perdón del pasado. Sentir es amarte en plenitud. Aceptar el pasado y el presente es soltar el resentimiento. Es la puerta hacia la plenitud de tu vida y convertirte en el hombre o la mujer que realmente deseas. La persona auténtica que puede llegar a ser feliz con el simple hecho de cerrar los círculos en un marco de amor. Es darte la oportunidad de estar en tu vida, no ocupar tu mente en programas obsoletos e inútiles; inclusive que los demás sean felices contigo y no una carga. Vivir en el presente, dándote cuenta que el esperar tiempo a resolver un problema te resta la oportunidad de vivir cerrando círculos, abriendo más sin concluir. Evitando amar, evitando sentir y evitando vivir feliz contigo mismo.

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