BELIEVE

Believe-in-Yourself

Las crisis son oportunidades de crecer. Se dice muy fácil cuando no estás en crisis, claro. Cuando tienes el agua hasta el cuello y quieres volar y no ves la salida comienza el pensamiento a echar mano de su negatividad para poderte hacer ver que no puedes.

Estoy en crisis. Claro, que con los pensamientos negativos sobre mí. El día de hoy al ver los problemas que tengo encima comienzo a sentirme con baja autoestima, frustrado, un “looser”, sin objetivos. El único punto que no había tocado en una crisis es que me he dado cuenta que no tengo sueños.

Una persona sin sueños es una persona muerta en vida. Intenso. ¿Creíble? Puede ser. Lo que sí puede ser es que una persona sin sueños no tiene esperanza. Al no tener esperanza, se pierde la fe. Al no tener fe no se tiene un pie en el presente.

Literalmente este artículo es un desahogo, una lección para plasmar lo que me tengo que decir, mi propia terapia. Estoy pasando por momentos muy difíciles. Con cambios, presiones, y altibajos emocionales. Nunca en mi vida había estado en esta situación. Todos los logros, viajes, experiencias y avances los veo lejanos. Como si nunca hubiera pasado nada más que lo que estoy viviendo.

Estoy aprendiendo a vivir en el presente. En no ver más que lo que está pasando en este mismo instante. La realidad es que en este momento no está pasando nada, pero sé lo que puede pasar. El enfocarse en el aquí y ahora no es fácil. Y más cuando tengo las presiones necesarias para hacerme sentir como me siento, bueno, me sentía hace algunas horas.

Ayer no creía en mí. Parece como si el Gory que siempre había estado se hubiera sublimado al aire. Me cuesta trabajo verme y valorarme. Sé que cuando hay crisis es difícil, pero la teoría me dio una bofetada con guantes de seda. Lo que tengo en este momento son un montón de expectativas. No estoy viviendo el presente, sólo el futuro y el horroroso pasado. Me cuesta trabajo agradecer el pasado y me aterra el futuro, es más me hace entrar en pánico. Ayer fue un mal día. No sé si ustedes crean en esos correos que si lo reenvías te pasa algo importante a tal hora, pero envié uno diciéndome que a las 12:50 de la noche pasaría algo. Creo que pasó.

Me dí cuenta de la persona que tengo a mi lado. Necesitaba apoyo y comprensión. Lo tuve. Sentí una punzada de emoción en el pecho. Algo pasó. Me relajé, dejé el pensamiento y me sentí mejor. Comencé a sentir el presente. Me levanté por la mañana con una cascada de emociones de nuevo, pero al ver esa sonrisa adormilada diciéndome que me fuera bien en el día me dio la fuerza de levantarme. Lloré en el camino al trabajo con mi negatividad en la cabeza. Sentí miedo. Hice lo que pude hacer con mi miedo. Seguí.

No sé lo que va a pasar. No sé si estaré bien. Pero lo que sí sé es que las personas que tengo a mi lado son grandiosas. Mi mejor amigo Willardo se abrió de corazón ofreciendo todo su apoyo, Estefanía me dijo muchas palabras que lloré por teléfono, mi mejor amiga Pau tuvo la paciencia de escucharme y aterrizarme con mucho amor, Rox a pesar de lo que está pasando me escuchó, compartió conmigo, me dio tranquilidad y me infundió fé. Y al final de todo, estas emociones de fin de semana me encuentro con Pako, que con su modo tan auténtico y con el trabajo que le cuesta decir las cosas me hizo sentirme y sentirlo. Reaccioné. Había cosas que no había valorado.

Lo que me queda es que tengo muchas personas que son como ángeles en mi vida en este momento. Que están ahí. La verdadera riqueza son las personas que tengo en este momento en mi vida. En este momento estoy en el Starbucks, fumando y tomando té de menta. El de siempre. Viendo a la gente platicar, reír y hasta discutir. No pasa nada. Está en mi cabeza. El pensamiento sólo es eso, pensamiento.

Lo que sí veo es que mi familia, mis amigos y mi novio son mi mayor fuerza, creen en mí; inclusive cuando yo no creo en mí. Me lo repiten con paciencia y con amor. Esto es un gracias porque sé lo que les cuesta decirme y comportarse como lo hicieron. A cada uno les digo que son mi pilar en este momento. Gracias por darme el apoyo, por hacerme ver lo que soy cuando no lo veo, compartir su positividad cuando no la tengo, un abrazo, un beso o simplemente la sonrisa. Sigo adelante. Agradezco y comienzo de nuevo a creer en mí. Saltaré de la ratonera y con el queso en las manos diré : Gracias a que los tengo en mi vida aquí y ahora.

Imagen: http://www.photobotos.com/believe-in-yourself/