ENERGIA Y EMOCIONES.

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Hoy no me sentía inspirado para escribir, pero necesito sacar varias cosas que están en mi pensamiento y sino las saco de mi sistema se hacen como una bola de nieve.
El año pasado fue uno de mis años más difíciles. Tuve muchos altibajos emocionales y no siempre bajos o altos agradables. Los dos extremos me pegaron muy duro. Pasé de la depresión a la ira, del amor al odio, de la paciencia a la impulsividad, de la alegría a la tristeza e incluso de la dureza a la vulnerabilidad. Estuve viviendo todas con intensidad. Me desgastaron y en este momento ya no puedo luchar con ellas.
Cuando luchamos con una emoción nos desgasta, nuestra energía es muy baja. La energía de la que mucha gente habla es una realidad, que no se vea no quiere decir que no existe. Cada emoción contiene energía de diferentes maneras. El enojo o la ira, por ejemplo, son un pico alto de energía. Al vivirlo llega a desgastarnos. ¿No les pasa que cuando hay un lapso de enojo muy fuerte al terminar sólo quiere dormir o descansar?
Somos personas llenas de energía por naturaleza, los impulsos eléctricos están todo el tiempo en nuestro cuerpo. El tener el balance en nosotros mismos nos hace estar energetizados, por lo que al estar en desequilibrio nos cansamos y tendemos a autoregularnos con una emoción opuesta. La tristeza o la depresión nos hace estar muy bajo de energía, por lo que normalmente es lo que viene después de un ataque de ira.
Estando en constante estrés nuestro cuerpo se desgasta, se enferma y quiere descansar todo el tiempo. Conozco personas que no paran de trabajar y mantienen el estrés constante. Al llegar a casa sólo quieren dormir, comer y descansar. No viven una vida, simplemente pasan su vida.
El mantener un equilibrio emocional no depende de nada exterior. Depende de la lucha interna que tengamos en nuestra vida. El conflicto entre partes siempre es una guerra hasta que se encuentre un mediador o un acuerdo. El llegar a un acuerdo en nuestra lucha interna no consiste en otra cosa mas que conocer que está pasando y aceptar.
En los grupos de autoayuda tipo AA o NA existen varios pasos hacia la recuperación. El primero dice: Aceptamos que somos impotentes ante nuestra adicción y que nuestra vida se ha vuelto ingobernable.
El primer paso es la ACEPTACION. En el caso de los adictos y co-adictos (o codependientes) no es el problema la sustancia, sino la enfermedad emocional que conlleva a la adicción de sustancias, personas o comportamientos compulsivos.
En todos los seres humanos la ACEPTACION es lo que más nos cuesta. Nos creemos capaces de cambiar cualquier situación. La sociedad lo dice. La televisión lo dice. Los libros lo dicen. Pero no somos capaces de cambiar nada a menos que aceptemos que tenemos un problema, con nuestro comportamiento o con nuestras emociones.
Cada uno somos responsables de lo que vivimos. Yo soy responsable de lo que siento, de lo que digo, de lo que hago y de lo que vivo. No somos árboles anclados en la tierra para no movernos. Somos seres humanos capaces de movernos, cambiar, pensar y hacer.
El sendero a la infelicidad es el conflicto. En una guerra no hay felicidad. La evasión y la negación es como cerrar los ojos en medio de un bombardeo. Sólo es quedarse quieto o moverse para que una bomba caiga en su objetivo. El abrir los ojos es aceptar. Moverse. Cambiar.
La aceptación no es nada fácil. Duele. Es darnos cuenta que somos impotentes e incapaces. Que no tenemos el control; pero sobre todo que NO TENEMOS LA CAPACIDAD de cambiar las cosas. Pero sí podemos cambiarnos a nosotros mismos o nuestra actitud ante el medio ambiente.
Si tengo una lucha por decirme todo el tiempo que soy muy trabajador, que no paro de hacer cosas y que soy muy «bueno»; no alcanzaría a ver mi otra parte que también me canso, que no quiero hacer las cosas y que soy flojo. Todo el tiempo me demostraría que soy trabajador esforzándome en demostrar que no existe le persona «floja». El resultado: Cansancio continuo y energía baja. Algunos de los síntomas son piernas cansadas, dolor de garganta, gripe emocional, dolor de espalda, colitis, gastritis, estreñimiento o diarrea, desordenes alimenticios y dolores de cabeza; por citar algunos.
La aceptación es terminar la lucha. Llenarme de energía. Aceptarme y dejar de demostrarles a los demás (y a mí mismo) que puedo. La aceptación es conocer las limitaciones altas y bajas. Parar de luchar conmigo mismo. No hay mayor lucha que la interna.
Las consultas de médicos, psicoterapeutas y psiquiatras están llenas de personas que no se aceptan a sí mismos o las situaciones que viven. Las clínicas de rehabilitación y los grupos de autoayuda funcionan porque hacen tomar conciencia de la aceptación.
Nadie puede decirnos si nos funciona o no nos funciona alguna situación. Pero nosotros mismos podemos evaluarnos y saber si hay una lucha en nosotros. Si no sentimos tranquilidad, paz y felicidad la mayor parte del tiempo es porque tenemos un conflicto muy grande; se está lidiando una gran guerra. Estamos cansados, enfermos, intranquilos y angustiados.
Los invito a reflexionar que pasa en ustedes. ¿Su energía está en equilibrio? ¿Está tranquilo y feliz? ¿Qué necesita demostrarse o demostrar a los demás? y muy importante. ¿Se acepta como ser humano con sus limitaciones?
No es fácil aceptar y aceptarnos. Da mucho miedo. Un ser humano valiente buscará en su interior, un cobarde buscará a quien echarle la culpa. No es necesario pasarlo solo. Aceptar que necesitamos ayuda es muy válido y es el primer paso hacia retomar una vida feliz y tranquila.

Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que sí puedo y sabiduría para reconocer la diferencia. -Oración de la Serenidad de AA y NA.