COMPARTIR-TE ES AMAR-TE

 

 

amarte es compartirte

He hablado varias veces del amor, pero desde el punto filosófico la definición de que es una virtud que representa todo el afecto, la bondad, el respeto y la compasión del ser humano es la que me parece más acertada.

El tener afecto por alguien representa el querer, algo que muchos hacemos con varias personas e inclusive con nuestras mascotas. La bondad es la actitud de evitar hacer daño y ver que todo lo que el otro ser humano necesite se le proporcione y la compasión de comprender los errores de la persona, aceptarlos y perdonarlos. Todo esto se obtiene con el respeto. El respeto por mí mismo para poder respetar a los demás.

Hoy la vida me hizo darme cuenta que no soy la persona más acertada para amar; pero conozco mi manera de actuar y mi capacidad de hacerlo.

Soy una persona que comete muchos errores. Desde pequeño me enseñaron no expresar mis sentimientos y es difícil hacerlo cuando eres una persona que los siente mucho. Lo hice durante muchos años e inclusive el día de hoy me encuentro con personas que me piden lo mismo. Los seres humanos tenemos miedo de encontrarnos con los sentimientos, nadie sabemos cómo expresarlos y muchas de las veces no los expresamos de la manera más adecuada para relacionarnos.

Leí que lo más valioso que puedas compartir con una persona es tu tiempo porque nunca lo recuperarás. Pero creo que lo más importante es compartir tus verdaderos sentimientos. El hablar de lo que te enoja, de lo que te gusta, del amor que sientes, de lo bien que estás en ese momento con la persona, de lo que te gustaría que hicieran por ti e incluso lo que te disgustan que hagan hacia ti es una verdadera forma de compartir. A nadie nos enseñaron como expresarlo y es muy difícil. Lo hacemos de manera inadecuada e inclusive lo evitamos, lo que se convierte en volvernos egoístas hacia las personas que decimos que amamos. Esto viene desde la cuna, nuestros padres nos enseñan a no expresarlo y al ver las relaciones con nuestros padres nos podemos dar cuenta si actuamos en base al miedo o al amor. No es fácil para nadie expresarlo se puede llegar a hacer daño sin quererlo, pero es mayor el daño o hacerlo.

Yo expreso el enojo de cualquier manera, desde la más inadecuada hasta la más sutil y sencilla. Ese es mi gran defecto decir todo el tiempo lo que no me gusta. Pero estoy consciente que desde pequeño me enseñaron a no hacerlo.

Una persona consciente de sí misma y de la capacidad que tiene para amar puede saber lo que siente en el momento y decirlo. Es compromiso consigo mismo y con la otra persona.

Podemos llegar a evitar expresar lo que sentimos por miedo a sentir o por miedo a la reacción de los demás. Cuando evitamos que una persona que nos ama nos exprese lo que siente estamos siendo egoístas además que estamos rechazando. Lo hacemos con pareja, amigos, padres o familiares.

El sentir enojo, incomodidad, desconfianza, celos e incluso odio por momentos hacia las personas es normal. El evitar expresarlo es una parte de indiferencia y desinterés, especialmente en una pareja. Lo que hace que las partes involucradas estén basadas en el miedo y la duda. El hablar de los sentimientos positivos y negativos hace que la relación se base en la seguridad y la confianza; se logra un equilibrio en la relación entre los problemas y el amor. Aunque no existen formas de hacerlo cada relación debe encontrar la suya, no hay fórmulas mágicas que nos digan cómo hacerlo. Pero si basamos la relación en el afecto, la bondad, el respeto y la compasión se hará desde el amor y no desde el orgullo o miedo.

En mi caso personal sé que me expreso desde el lado del amor. No me importa tener la razón, pero si me importa lo que sientan por mí con lo que estoy pasando, compartiendo lo más importante que tenemos y con lo que nos dá más miedo: con sentimientos.

Soy una persona con una gran capacidad de amar. Me gusta que las personas que estén conmigo se sientan comprendidas, seguras y que confíen en mí. Evito las mentiras y hablo de lo que siento porque es lo único que puedo compartir desde lo más profundo de mi ser. El abrirme a hacerlo es una verdadera muestra de amor y valentía. Sé que muchas veces no lo hago de la manera más adecuada pero es mi forma, que cuando me siento seguro y en un ambiente de amor lo hago de la mejor manera, pero al sentirme herido siento miedo, duda y desconfianza haciéndome sentir enojo pero en realidad es tristeza. Tristeza por no saber hacerlo, por sentirme incomprendido o no valorado.

El día de hoy me siento triste. Sé que es pasajero, que el amor que tengo conmigo lo puedo compartir. Me gusta dar sin recibir, recibir sin dar, ser noble, no hacer daño y lo más importante compartirme con los demás para mostrarme como soy sin miedo. Me dijeron la semana pasada que viera mi gran capacidad para hacerlo, me doy cuenta pero me dá miedo por las heridas que te pueden llegar a hacer, pero tengo la valentía de expresarlo.

Soy una persona como todas, no soy una excepción ni especial. Mi historia es igual a la de cualquiera. Sólo soy una persona que quiere salir adelante y que las personas que compartan conmigo lo hagan de la misma manera. Eso es amor. Salir juntos delante de los problemas de la vida, decir lo que sentimos y no evitar los sentimientos. Amar sin miedo, tener afecto, bondad, respeto y compasión por los demás. Pero para poder hacerlo tengo que sentir, sentir que quiero hacerlo y saber que se siente el respeto, como puedo tener afecto, ser bondadoso conmigo mismo y tener compasión por mí y por los demás desde el interés de que estén bien, no desde el lado de evitar lo que la otra persona siente o piensa. No relacionarse con los demás desde la evitación o desde el desinterés.

Se necesita mucho valor para amar, y como en todo se pueden tener muchos errores. Pero a fin de cuentas el hacerlo con amor es lo que hace a una persona valiente. Y no quiere decir aceptar cualquier cosa, sino hacerlo desde el respeto hacia uno mismo. El amor comienza por ti, por expresarte como eres sin miedo, respetarte, cuidarte y tener compasión por ti. Cuando estás dispuesto hacerlo estás listo para amar, aunque no siempre sepas como expresarlo; pero al sentirlo sabes lo que necesitas dar a los demás.

Imagen: http://loveinfinitely.org/2013/03/14/what-does-it-mean-to-love-infinitely/

JUGO CON PULPA

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Todos los seres humanos tenemos polaridades en nuestra personalidad. Esos aspectos que consideramos conocidos o desconocidos y que creemos que se anteponen; pero en realidad se complementan.

Cuando no aceptamos esas partes entramos en conflicto y tratamos de alejarnos neuróticamente hacia el otro lado.Una de esas polaridades más comunes son , por ejemplo, el masculino y femenino. En mi caso al aceptar mi parte femenina me ha hecho ver sin miedo todas esas cualidades que considero «femeninas» como son la sensibilidad, el sentimentalismo, la bondad y la ternura; pero al mismo tiempo encuentro que también me ha hecho aceptar más la parte masculina como el ser duro, firme y frío sin caer en el rechazo de ambas.

Una persona que se considera víctima en su vida puede no conocer o no aceptar su parte sádica. Es decir se vuelve masoquista haciendo que toda su vida sea un drama viendo el ataque de las demás personas y echándoles la culpa, volviéndose una víctima de las circunstancias. En el caso de que no haya nadie a quien echarle la culpa, lo hará internamente con un sádico en la mente diciéndole lo que está mal, lo que tiene que arreglar, lo gord@ que está e incluso lo mal que hace las cosas en el momento. En cambio al conocer su parte sádica hará que conozca esos aspectos «tiranos» de su personalidad, pudiéndolos evitar e incluso no aceptando las críticas o agresiones como víctima, ya sean internas o externas.

En las relaciones humanas, y muy especialmente en las parejas, esto se vuelve un conflicto interpersonal. Estamos acostumbrados a escuchar «encontré mi media naranja» y para muchas personas es una realidad. Me causa escalofrío escuchar esa frase que utilicé durante tanto tiempo queriendo encontrar una persona que me complementara, pero en realidad estaba buscando aspectos de mi personalidad que no puedo ver o que rechazo.

A menudo nos enamoramos de esa persona que representa una cara oscura de nosotros mismos. Todos tenemos aspectos a la luz y otros a la sombra que nos representan o con los que nos identificamos. Como la luna que sólo vemos la cara iluminada y que no podemos ver la cara a la sombra. Esas sombras son cualidades que no nos gustan o que rechazamos de nosotros mismos,y al verlos en otra persona los identificamos como «buenos» o » interesantes» que nos enamoran. En algunos casos los volvemos detestables e inaceptables.

Ese no es el problema, es parte del proceso natural de pareja o de relacionarnos. El problema es cuando creemos que nos complementan, que hemos encontrado esa media naranja o que son características que nunca tendremos porque tarde o temprano se volverán hacia nosotros. Nos fusionamos, hacemos simbiosis con esa persona tomándola como parte nuestra que no podemos poseer. La volvemos un objeto, una necesidad o incluso una parte de nosotros indispensable para sobrevivir.

A lo largo del tiempo esos «aspectos complementarios» se vuelven insoportables, amenazantes y los rechazamos en la otra persona volviendo a la media naranja en jugo con pulpa lanzado sobre nuestras propias caras. Ese lado oscuro que no vimos en nosotros nos desagrada y nos amenaza cual tigre cada vez que pasa un conflicto.

Esto no quiere decir que no tenga remedio cualquier relación sino que tenemos que conocer nuestros dos polos para aceptarlos y verlos a la luz. Se trata de eliminar lo «misterioso».Cuando estamos en tinieblas nos imaginamos demonios y fuerzas del mal que nos acechan pero al encender la luz nos sentimos seguros. Todos esos aspectos que «no veíamos» se vuelven conocidos y ya no nos acechan, sino que nos complementan y ayudan para conocernos mejor.No buscar esa «media naranja» y convertirla en » jugo con pulpa» en algún momento de la relación.

No existen medias naranjas, personas complementarias o relaciones indispensables o necesarias. Esos apoyos están dentro de nosotros, en aspectos propios de la personalidad. Al conocernos y aceptarnos podemos ver a los demás como lo que son. Personas independientes, con cualidades únicas y diferentes a las mías; pero al mismo tiempo con aspectos parecidos a los míos. Desaparece el rechazo a los demás porque entiendo mi propio rechazo por esos aspectos que me amenazan. Veo lo que me gusta de mi personalidad en los demás y acepto las personas como son.

Comienza el amor a los demás y el amor por mí.Me gusta pensar que todo comienza y termina con una frase: Te amo a pesar de mí.

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