Histéric@s y psicópatas

  Hace ya tiempo que no escribo porque no tenía ánimos y en cierto modo mi visión de la vida estaba cambiando de forma radical. La intensidad, el arrebatamiento por devorar la vida y hasta la exigencia por «hacerlo bien» … Sigue leyendo

TODO Y NADA

 

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Regresé hace pocos días de una experiencia transformadora. Fui con una gran amiga al SAT2. Y digo transformadora porque cambió mi percepción de ver mi vida.

Conocí acerca de mi personalidad, de mis demonios y de mis máscaras. Aparte de conocer los mandatos familiares para escoger una pareja.

En estos momentos me doy cuenta que mucha de la felicidad y dolor que he tenido ha sido una fantasía. Una ilusión.

El dolor que creí que sentía sólo era pura neurosis. Ver demonios donde no había y escogí mi infierno personal con los demonios incluidos. Mis demonios: el miedo al dolor, la exigencia, la negación, la voracidad y especialmente el abandono y el rechazo. Todo esto aderezado con una máscara de falsedad.

Fue muy duro  ver que la falsedad me vende la idea que la gente me va a aceptar y me va a querer. Cuando en realidad me paga con dolor y miedo. Creí que era miedoso, inseguro, tímido y débil. Me doy cuenta que si me lo propongo soy todo esto y todo lo demás que puede haber como defectos. Me han servido para vivir en mi infierno, para evitar realizarme y ser la víctima de mi propia máscara. Las personas no ven esa parte, ya que soy muchas cosas más que eso. Soy todo y nada. Y puedo experimentar en ser todo y nada a la vez.

Soy auténtico, ecuánime, amigable, comprensivo, compasivo, amoroso, cariñoso, preocupado, honesto, sobrio, humilde y feliz. Sé bailar, algo que me daba mucho miedo ya que personas que quería mucho me decían que bailaba ridículamente y torpe. No es así. Si me lo propongo puedo ser esto y todo lo anterior.

Tuve momentos de mucho dolor, vergüenza, confusión, aletargamiento, negación, juicio y cansancio. Pero no hay forma de llegar a la felicidad sino es atravesando el dolor y la aceptación de lo que hay. No de lo que creo que hay, o de lo que me gustaría que hubiera.

Atravesé la envidia, la gula espiritual, la lujuria, la vanidad, el miedo, la ira, el orgullo, la pereza y la avaricia personal.

Tengo un lado muy  5 que me hace encerrarme en mi castillo bajo de energías para no tener que salir de ahí. Conocer de todo para una posible catástrofe personal. Y me retraigo, me aíslo y no confío. La desconfianza y el miedo se apoderaron de mucha de mi vida. El enojo y la rabia me sirvieron para atacar y al mismo tiempo defenderme de una posible traición, de la deslealtad y las mentiras.

Mi lado 3 falso como un billete de 3 pesos. Autoengaño, mostrando una cara que no es, viendo que lo que creo ser no existe y que detrás de eso hay mucha porquería. Mi niño interior solitario y herido creó esa fantasía para tomar fuerzas de donde no las había. Ya no la necesito más.

Veo todas las posibilidades del ser. Darme cuenta que puedo ser todo. Y des identificarme para luego no ser nada y abrir todas las posibilidades de nuevo. He estado aferrado a muchas de las cosas de lo que creo mi personalidad. Mi ego. Mis mil máscaras con demonios incluidos listos para dar una proyección de mis deseos y miedos.

Toqué la felicidad. Me doy cuenta que soy feliz. Que sólo basta tomar partes de mí y de las posibilidades que ofrece la vida como defectos o cualidades para afrontar la vida. Yo incluso, no diría que hay defectos y cualidades sino características. ¿Por qué no sentir orgullo cuando me siento mal por dentro y la gente me ataca? ¿Por qué no sentir envidia si me sirve para compararme y salir adelante? ¿Por qué no ser vanidoso si me impide dejarme? Muchas de ellas son bajas pasiones, o también defensas personales.

Las virtudes como serenidad, humildad, autenticidad, ecuanimidad, valentía, valor, serenidad, inocencia y acción me sirven para trascender en mí. Salir adelante. Ser mejor.

Ahora no soy mejor ni peor que nadie. No soy nada. Lo soy todo. El miedo se difumina en el lienzo de la vida. Y yo como pinceladas en el lienzo voy tomando tonalidades diversas. La obra no se termina hasta que se termina. Así de sencillo. Me encantaría darme cuenta de esa obra, de las pinceladas y la emoción que da el sentirme en equilibrio con lo que me regala esta grandiosa obra.

Y lo que más me encanta de todo… Que tengo personas maravillosas como mi familia y amigos que han estado ahí. Que siguen estando y que al final del día me demuestran lo grandiosos que son, y que me dejan ser como yo quiero ser. Por qué a fin de cuentas lo que tengo de Amor es para compartir con ellos y conmigo mismo.

Gracias a todo… y gracias al dolor que me hace ver que el ser sabe mejor después de atravesarlo.

Imgen:http://www.aevea.es/blog/cuando-todo-vale-y-nada-sirve/

ENERGIA Y EMOCIONES.

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Hoy no me sentía inspirado para escribir, pero necesito sacar varias cosas que están en mi pensamiento y sino las saco de mi sistema se hacen como una bola de nieve.
El año pasado fue uno de mis años más difíciles. Tuve muchos altibajos emocionales y no siempre bajos o altos agradables. Los dos extremos me pegaron muy duro. Pasé de la depresión a la ira, del amor al odio, de la paciencia a la impulsividad, de la alegría a la tristeza e incluso de la dureza a la vulnerabilidad. Estuve viviendo todas con intensidad. Me desgastaron y en este momento ya no puedo luchar con ellas.
Cuando luchamos con una emoción nos desgasta, nuestra energía es muy baja. La energía de la que mucha gente habla es una realidad, que no se vea no quiere decir que no existe. Cada emoción contiene energía de diferentes maneras. El enojo o la ira, por ejemplo, son un pico alto de energía. Al vivirlo llega a desgastarnos. ¿No les pasa que cuando hay un lapso de enojo muy fuerte al terminar sólo quiere dormir o descansar?
Somos personas llenas de energía por naturaleza, los impulsos eléctricos están todo el tiempo en nuestro cuerpo. El tener el balance en nosotros mismos nos hace estar energetizados, por lo que al estar en desequilibrio nos cansamos y tendemos a autoregularnos con una emoción opuesta. La tristeza o la depresión nos hace estar muy bajo de energía, por lo que normalmente es lo que viene después de un ataque de ira.
Estando en constante estrés nuestro cuerpo se desgasta, se enferma y quiere descansar todo el tiempo. Conozco personas que no paran de trabajar y mantienen el estrés constante. Al llegar a casa sólo quieren dormir, comer y descansar. No viven una vida, simplemente pasan su vida.
El mantener un equilibrio emocional no depende de nada exterior. Depende de la lucha interna que tengamos en nuestra vida. El conflicto entre partes siempre es una guerra hasta que se encuentre un mediador o un acuerdo. El llegar a un acuerdo en nuestra lucha interna no consiste en otra cosa mas que conocer que está pasando y aceptar.
En los grupos de autoayuda tipo AA o NA existen varios pasos hacia la recuperación. El primero dice: Aceptamos que somos impotentes ante nuestra adicción y que nuestra vida se ha vuelto ingobernable.
El primer paso es la ACEPTACION. En el caso de los adictos y co-adictos (o codependientes) no es el problema la sustancia, sino la enfermedad emocional que conlleva a la adicción de sustancias, personas o comportamientos compulsivos.
En todos los seres humanos la ACEPTACION es lo que más nos cuesta. Nos creemos capaces de cambiar cualquier situación. La sociedad lo dice. La televisión lo dice. Los libros lo dicen. Pero no somos capaces de cambiar nada a menos que aceptemos que tenemos un problema, con nuestro comportamiento o con nuestras emociones.
Cada uno somos responsables de lo que vivimos. Yo soy responsable de lo que siento, de lo que digo, de lo que hago y de lo que vivo. No somos árboles anclados en la tierra para no movernos. Somos seres humanos capaces de movernos, cambiar, pensar y hacer.
El sendero a la infelicidad es el conflicto. En una guerra no hay felicidad. La evasión y la negación es como cerrar los ojos en medio de un bombardeo. Sólo es quedarse quieto o moverse para que una bomba caiga en su objetivo. El abrir los ojos es aceptar. Moverse. Cambiar.
La aceptación no es nada fácil. Duele. Es darnos cuenta que somos impotentes e incapaces. Que no tenemos el control; pero sobre todo que NO TENEMOS LA CAPACIDAD de cambiar las cosas. Pero sí podemos cambiarnos a nosotros mismos o nuestra actitud ante el medio ambiente.
Si tengo una lucha por decirme todo el tiempo que soy muy trabajador, que no paro de hacer cosas y que soy muy «bueno»; no alcanzaría a ver mi otra parte que también me canso, que no quiero hacer las cosas y que soy flojo. Todo el tiempo me demostraría que soy trabajador esforzándome en demostrar que no existe le persona «floja». El resultado: Cansancio continuo y energía baja. Algunos de los síntomas son piernas cansadas, dolor de garganta, gripe emocional, dolor de espalda, colitis, gastritis, estreñimiento o diarrea, desordenes alimenticios y dolores de cabeza; por citar algunos.
La aceptación es terminar la lucha. Llenarme de energía. Aceptarme y dejar de demostrarles a los demás (y a mí mismo) que puedo. La aceptación es conocer las limitaciones altas y bajas. Parar de luchar conmigo mismo. No hay mayor lucha que la interna.
Las consultas de médicos, psicoterapeutas y psiquiatras están llenas de personas que no se aceptan a sí mismos o las situaciones que viven. Las clínicas de rehabilitación y los grupos de autoayuda funcionan porque hacen tomar conciencia de la aceptación.
Nadie puede decirnos si nos funciona o no nos funciona alguna situación. Pero nosotros mismos podemos evaluarnos y saber si hay una lucha en nosotros. Si no sentimos tranquilidad, paz y felicidad la mayor parte del tiempo es porque tenemos un conflicto muy grande; se está lidiando una gran guerra. Estamos cansados, enfermos, intranquilos y angustiados.
Los invito a reflexionar que pasa en ustedes. ¿Su energía está en equilibrio? ¿Está tranquilo y feliz? ¿Qué necesita demostrarse o demostrar a los demás? y muy importante. ¿Se acepta como ser humano con sus limitaciones?
No es fácil aceptar y aceptarnos. Da mucho miedo. Un ser humano valiente buscará en su interior, un cobarde buscará a quien echarle la culpa. No es necesario pasarlo solo. Aceptar que necesitamos ayuda es muy válido y es el primer paso hacia retomar una vida feliz y tranquila.

Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que sí puedo y sabiduría para reconocer la diferencia. -Oración de la Serenidad de AA y NA.

 CARTAS DE UN ADICTO.

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Hola, Soy Julien. Soy Gay. Soy una persona común y corriente. Me gustaría contar algunas cosas de mi vida. He tenido una vida muy dura como la mayoría de los seres humanos homosexuales que estamos en este planeta. Tuve mi propio proceso para aceptarme, pasé de burlas en la primaria, humillaciones de maestr@s por ser «maricón», encerramientos en los baños por mi físico y miedo para ir a la escuela. Me acuerdo que antes de ir a la primaria era un niño muy feliz, todo me parecía perfecto y disfrutaba mucho de jugar y reír. Luego en unas vacaciones abusaron sexualmente de mí. Sentía mucho miedo y vergüenza por haberlo vivido y no me atreví nunca a decirle a nadie. Cuando trataba de hablar algo serio con mis padres siempre me decían que todo lo exageraba y que tenía mucha fantasía así que me dió miedo decirles lo que había pasado.
Yo no elegí ser gay de niño. Yo no elegí tener relaciones sexuales a los 5 años. Yo no elegí tocar un hombre a esa edad. Así que fui creciendo tratando de ser «normal». Dentro de mí sabía que me aterraban los niños porque mi única relación con los hombres era de exigencia o agresión. Así que decidí juntarme con las niñas y descubrí que soy muy buen amigo . Traté de enamorarme un montón de veces durante la primaria, la secundaria y la prepa. Me volví solitario la mayor parte del tiempo. Con las chicas me sentía muy cómodo, con los chicos me costaba mucho trabajo, me daba miedo y me exigían ser diferente.
Tuve mucha suerte en tener un muy buen amigo en primaria, dos en secundaria , una en preparatoria y un amigo de toda la vida. Sin ellos me hubiera vuelto loco. ¡Pero a ninguno le podía contar mi secreto!
Crecí. Tuve novias, tuve sexo con ellas. No era feliz. Me daba mucho miedo intentar hacer algo con un hombre porque me acordaba del abuso y decía que yo no era así. No era feliz. Me deprimía, lloraba, evitaba y me agredía comiendo muchísimo para estar gordo y justificar mi falta de acercamiento con alguien que me gustara. Todo esto sin darme cuenta de lo que pasaba.
Cuando tuve 19 conocí a un hombre del que me enamoré (según yo), me ignoraba, me llamaba cuando quería algo conmigo y yo estaba ahí. Un día lo encontré con alguien. Me destrozó por dentro ya que era la primera vez que confiaba en un hombre. Traté de suicidarme sin éxito. Seguí viviendo una nube gris eterna. Así que comencé a probar el alcohol y las drogas. Me relajaban. Era poderoso y guapo cuando estaba bajo el efecto. Cuando desaparecía era el mismo que siempre había sido. Así que decidí utilizar, especialmente el alcohol, a empoderarme y embellecerme.
Pasaron algunos años, fuí perdiendo el miedo de tener relaciones con hombres (a escondidas, claro). Hasta que conocí una persona que cambió mi vida. Decía que me quería, que iba a estar toda la vida, que me aceptaba como era y que era muy guapo y poderoso. Le creí. Decidí irme a vivir con él. Además de tenerlo a él tenía el alcohol que me ayudaba a sentirme todo el tiempo poderoso y seguro.
Viví muchas cosas con él. Me divertía, viajaba, hacíamos locuras. Hasta que poco a poco ya no me llenaba lo que me decía, ya que lo descubría engañándome. ¡No quería creer que me estuviera pasando otra vez! Así que le creí cuando me decía que no era verdad. Hasta que un día me dijo llorando que tenía VIH. Me asusté porque yo había tenido relaciones con él mucho tiempo. No quise hacerme ningún examen por miedo a estar contagiado. Lo cuidaba. Lo amaba. Y siempre me preguntaba porque no estaba contagiado yo. Mi otra forma de intentar suicidarme.
Seguía tomando, probando drogas. Divirtiéndome porque la vida hay que vivirla, decían. Así que vivía intensamente, con excesos, sexo, drogas y música electrónica. Mi vida era un trance todo el tiempo. En mis resacas era psycho. Trataba de que fuera Chill out.
Un día no pude más. No quise parar de tomar. Dejé todo por el amor que le tenía al alcohol. Ese si era amor, no me engañaba, siempre estaba ahí y nunca me defraudaba. Tomaba días enteros, reía, bailaba y seducía. No podía faltar nada. Pero había un vacío enorme en la boca del estómago, ya no me decía el alcohol cosas bonitas en el oído, al contrario, comenzaba a decirme lo mal que estaba y lo horrible e inseguro que era. Comencé a sentir náuseas del miedo y me aterraba despertar.
Al final pedí ayuda. No podía vivir un minuto mas así. El poder y la belleza desaparecieron en mí. Ya el tomar era sentirme desgraciado y feo. La realidad llegó a mi sueño de alcohol. Y digo realidad porque si era desgraciado y una persona horrible por dentro, lleno de culpas, excesos y malos tratos a mí y a los demás.
También me engañó el alcohol. Como todos en mi vida. Me defraudó. Ya no tenía nada. Toqué fondo. Ya no había nada que perder. Ya no podía estar peor. No tenía a nadie. No era honesto con mi familia, ni con mis amigos. No confiaba en nadie, mi única confianza sólida que existía era en un vaso .
Decidí recuperarme. Desintoxicarme e ir a un grupo de AA. Suena muy trillado, pero ni eso aceptaba. Seguía queriendo sentirme poderoso y bello. Ahí tampoco me lo daban. Así que no tenía otra que seguirlo buscando. Hasta que un día me encontré conmigo mismo. Dolió mucho el ver que no era poderoso, que podía ser bello de diferente manera, que no era necesario aparentar. Todo este tiempo no era nada; ni AA, ni el alcohol, ni el sexo, ni las parejas ni el abuso. ¡Era yo!
Sentí miedo. No podía ser real. Yo no tengo las respuestas, me decía. Hasta que un día comencé a gritar que estaba enojado. Muy fuerte. Enojado con la vida, con la gente, conmigo, con mis ex, con el alcohol, con el abuso, con mis maestr@s, con mi familia, con mis amigos, con Dios y especialmente con todo mi Ser Humano. A fin de cuentas todos me habían fallado.
El día de hoy estoy vivo y he visto morir gente a mi alrededor por el alcohol o las drogas. No me siento poderoso, pero si estoy empoderado de mi vida. No me siento guapo, pero soy una hermosa persona. Me sigue preocupando que me engañen, que me fallen. Me cuesta confiar. Pero estoy confiando en mí mismo y en mis decisiones , poco a poco.
El día de hoy llevo casi 4 años sin tomar. El único amor que nunca olvido es mi romance con el alcohol. Me daba muchas cosas, me fué fiel mucho tiempo, me momentos y sensaciones increíbles, me dió sexo y amor. Y como en todo divorcio me dejó en la calle. Sigo intentando recuperar la vida. Me cuesta mucho confiar en el amor de alguien más. Pero algún día lo lograré, porque cada día que pasa estoy recuperando el amor que hay en mí, por mí. Comienzo a confiar en ese amor . Así que el día de hoy estoy amándome y confiando-me.
Me estoy recuperando día con día, ya que me había perdido a los 5 años. Me siguen fallando, agrediendo y mintiendo. Incluso yo me lo hago muchas veces, pero ya no más.
No sé que pase. No puedo controlar nada. Pero si me queda claro que ya he estado solo y en la calle. Sin nada. Ya sé lo que se siente. Hoy no tengo miedo de eso. Tengo miedo de fallarme, de engañarme, de no serme fiel y de no confiar en mí.¡ Eso sí es aterrador!
Hoy estoy como ser humano. Con muchas fallas y defectos. Pero estoy. En presencia. En alma y espíritu. Lo que venga en mi futuro no me importa, ya que lo que he aprendido todo este tiempo es que el futuro es el único que me dice mentiras todo el tiempo, ya no le creo. Simplemente le creo al hoy.
Carta dedicada a todos los seres humanos que están siendo discriminad@s, que sufren una adicción y que quieren salir. No es fácil pero es posible. Con mucho Amor.
Julien

Imagen: https://urtheinspiration.wordpress.com/category/gay/

Año nuevo

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Se cierra el 2014. Un año lleno de oportunidades y momentos. Todo el año fué de momentos. Algunos amargos, con miedo, con ira, con incertidumbre, desconfianza y hasta aturdidores. Como cualquier otro. Pero me doy cuenta que estoy en un cambio que considero «rarito».
Todos los años esperaba la Nochevieja para empezar el año con calzones rojos, amarillos o arcoiris; en fin de algún color. Barriendo la acera, sacando maletas, comiendo uvas y hasta haciendo una lista que me duraría (se supone) el año completo de deseos y buenos (no nuevos) propósitos.
Pues este año estoy en huelga. No tengo calzones (literal), no barro, no saco maletas, no hay uvas, no hay lista y no hay gente. Este momento es mío. El 2014 me dejó aturdido de pensamientos, incertidumbres y malos momentos. No estuve conmigo mismo casi todo el tiempo ; inclusive cuando estaba solo estaba pensando en trabajo, pareja, problemas, familia o amigos. No quiero en estos momentos pensar en nada, simplemente estar.
Creo que me hace mucha falta darme amor. Empiezo dándome un cambio de fecha para meditar. Abrirme a ver que me cae del cosmos, y si no cae nada… ¡Perfecto!.
Mi cambio «rarito» se trata de eso. De no buscar la fiesta, las uvas, la cena, el lugar, los amigos o la familia. Se trata de recogimiento sin analizar que hice bien o que hice mal. Simplemente hice lo que hice y no lo puedo cambiar. De ver como estoy conmigo, que tanto me estoy juzgando y como es mi lucha interna. Le doy tregua a mis ángeles y demonios para que por un momento se reconcilien. Y yo… reconciliarme con la vida.
Esa vida que me ha quitado tanto, y que me ha dado a manos llenas para arrebatarlo poco a poco. Eso es la vida. Toda la belleza de los momentos , paisajes y personas con su dosis exacta de peligro. La vida es cruel y cuesta. Pero al mismo tiempo es una belleza que solo se percibe cuando me abro a ver lo que me está dando.
Estas fiestas pasaron desapercibidas. Inmerso en todas aquellas situaciones que (como siempre) no pude controlar. ¡Y aún así no entiendo!. Así que me dejo llevar por el tiempo esta noche. Como un astronauta flota en el espacio quiero flotar en el tiempo. Dejarme llevar sin juzgarme, sin desear y sin controlar. ¿Que si me quieren felicitar? Que lo hagan. Pero hoy estoy conmigo.
Comienzo un año como todos, no sé que pueda tener de especial. Pero será un año de tregua conmigo mismo. Amar en toda la extensión de la palabra que para eso vine al mundo. Dejarme de cosas y ESTAR. No sobrevivir sino ESTAR PRESENTE. Aquí. Ahora. Sin más.
Así que les deseo que este 2015. ESTEN con ustedes mismo la mayor parte posible del tiempo, que eso es el mejor regalo que puedan tener de esta vida, y que tengan las agallas de AMAR, que eso si es difícil. Trabajar, dinero, salud, estudios y demás llegan solos. El problema es que cuando llegan ni nos damos cuenta para que nos sirven porque muchas de las veces no hemos sabido estar con nosotros mismos y ocupamos la mayor parte del tiempo en querer, desear o administrar algo.

Les propongo (como propósito de año nuevo) no hacer nada con lo que venga, sino con lo que tienen. Vivir la vida amando el tiempo que está en este momento. Lo demás cae solito.

Feliz año nuevo!!! Que el amor por ustedes crezca cada día de este ciclo que comienza. Y venga lo que venga : como los astronautas, ¡A flotar! . Dejarse llevar por el vacío, sin ruido, sin corrientes y sin gravedad. Para que el destino los lleve a donde exactamente deben de estar. Pero en movimiento constante para poder abrir los sentidos y aprovechar al máximo la vida.
¡Un abrazo desde mi interior!

ATRAPASUEÑOS DE VIDA

 

Atrapasueños

El proceso de mi vida en estos días ha sido muy interesante. Comencé cayendo en la cuenta que no puedo confiar muchas veces ni en mí mismo porque no me he conocido lo suficiente, o no he querido experimentar formas diferentes en mi forma de ser. En una de mis terapias Gestalt salió la frase de «durmiendo con mi enemigo». Pensé en un montón de cosas, pero el verdadero enemigo soy yo mismo. Soy un tirano exigiendo, controlando y tratando de hacer todo bien. Me lo exijo en todo momento. Una parte castigadora dentro de mí que me hace que haga cosas cada vez mejor. Tengo que meditar, ser bueno, no exigir, no decir lo que siento, lo que pienso, estudiar, trabajar más, ser buen novio, buen hijo, buen amigo, buena persona y principalmente ser mejor. Cuando no lo logro comienza el castigo de una forma sádica de culpa y enojo conmigo.

Pero es sólo una parte. Como todos los seres humanos tenemos varias voces en nuestra cabeza que nos dicen que hacer y que no hacer. Que juzga, exige, manipula y castiga. Es normal en todos nosotros. Pero entiendo que es sólo una voz que no tiene fuerza si yo no le doy la fuerza necesaria para hacerlo. Eso es dormir con el enemigo. Hacerle caso hasta que la vida se vuelva estresante o exigente en todo momento.

Me doy cuenta que otra parte de mí quiere volar. Volar hacia una libertad libre de cadenas. El enojo, exigencia, frustración, impotencia, el ser bueno, el querer hacer las cosas mejor (más allá de mi capacidad) , ser bueno en todo y hacerlo mejor cada vez; son sólo cadenas que evitan que vuele hacia la verdadera libertad.

La libertad de ser una persona auténtica. Hoy comencé a ser como yo quiero. No a lo que los demás quieren que sea. Antes me sometía a los deseos o a lo que me querían dar los demás.El día de hoy no. Quiero hacer lo que me gusta sin exigencias, a vivir mi vida en libertad y no juzgarme todo el tiempo por las cosas que hago de cierta manera. Pero eso no quiere decir llegar a vivir sin límites. Ver lo que es bueno para MI. En el pasado (inclusive hace algunas semanas) no distinguía lo que realmente era bueno para mí porque no confiaba en que lo fuera, sino en lo que me podía equivocar. Me moría de miedo de perder a personas que tenía en mi vida y que nunca pensaban en lo que yo realmente necesitaba, sino en su propia satisfacción y crecimiento de su ego. Hoy no tengo miedo de perderlas, ni de tenerlas. Si realmente me comprometo conmigo mismo puedo estar con quien sea sin miedo, sin quedar bien, sin tratar de agradar y sin necesidad de tener a alguien.

El compromiso lo veía como una cadena que me impedía volar, pero no es así. El compromiso me ayuda a hacer lo que quiero poniéndome límites, a cumplirlos. Me doy cuenta que no me comprometía conmigo mismo por el miedo a que los demás no se comprometieran conmigo. Me sentí absurdo al darme cuenta que el compromiso es mío. Me comprometo a decir lo que pienso, lo que siento y lo que quiero. A cumplirlo. A aterrizar mis sueños. Los sueños de ser yo mismo por el simple hecho de querer hacerlo, no con la exigencia de tener que ser mejor.

Yo sé que no todo lo que pienso o siento es real. A veces son simples juegos de mi ego para exigir y exigirme. Pero me doy cuenta que no soy egoísta cuando los demás me demuestran que no lo son conmigo. Soy una persona que puede llegar a ser muy exigente y egoísta cuando no me demuestran que puedo confiar en ellos, y peor aún cuando me demuestran desconfianza. Pero no tengo porque dejar que me pisoteen en ningún momento. Que las personas pueden llegar a hacer importantes en mi vida cuando dejan huella, no rastros de problemas.

Yo soy muy intenso, pero sé que soy muy confiable. Digo exactamente lo que pienso y lo que quiero. Tengo confianza en saber escoger el camino, pero al mismo tiempo en que las personas caminen conmigo de la misma forma y confiar en ellos para recorrerlo juntos. No encadenados. Con libertad. Las verdaderas cadenas son lo que espero que hagan por mí, creer cuando no puedo creer, confiar cuando no puedo confiar. Me doy cuenta que exijo verdades donde no hay verdad. Amor e interés donde no lo hay. Me intereso por los demás para hacer que se sientan bien en cada momento desde su punto de vista y no del mío. Ayudarles a cumplir sus sueños.

Parte de mis sueños son ser mejor persona, vivir tranquilo y que los que estén conmigo disfruten mi compañía. Pero honestamente. Sin neblina de promesas, mentiras, engaños o con falta de interés. Estoy contento con lo que puedo ser y aunque me dé cuenta de mis errores, estoy dispuesto a pedir perdón y arreglarlos. Por mí, por mi sueño de estar tranquilo. Divertirme. Disfrutar. Ser libre. Sin las cadenas de mi enemigo interno y sin enemigos dando vueltas a mi alrededor.

La verdadera libertad no comienza hoy. Comienza en el pensar y sentir con discernimiento. Con inteligencia emocional de vivir sin cadenas sabiendo lo que quiero y no quedarme con las migajas que caen al piso. Lo importante para mí es lo único que me pueden dar, no lo que es importante para ellos. Eso no me sirve. Así que hoy trato de dar lo que es importante para los demás pero desde mi verdadera libertad de ser YO, sabiendo que quiero hacerlo y comprometiéndome conmigo mismo y llegar a ser un verdadero compromiso con los demás. Ese es mi sueño. No quedarme varado en un atrapasueños que me impide volar.

VIVIR EN JAULA

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“El ave que nace en jaula cree que volar es una enfermedad” – Alejandro Jodorowsky.

 

Hace unos cuantos días tuve una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Me topé frente a frente con la razón por la cual no puedo disfrutar de la vida y de lo que tengo en mí mismo. La confianza.

La confianza en muchos de los sentidos es necesaria. Confiar en lo que soy, en lo que hago, en lo que quiero y en lo que necesito. Cuando no la tienes en ti mismo no puedes confiar en lo que haces ni en las promesas que dices para cumplirlas. Pero además es la confianza en la vida, en que todo pasa por alguna razón y en que todo es parte de un aprendizaje. Pero especialmente confiar en las demás personas.

Yo creí que debía de confiar en las personas que me decían que me querían o que me amaban. Aunque no me lo demostraran era una imposición de confiar. Muchas veces salí herido. Me mentían, prometían cosas que jamás cumplían y especialmente me ocultaban cosas “para no hacerme daño”. Confiaba a ciegas y terminaba dañado.

Me doy cuenta que la libertad para volar consiste en confiar. Confiar que es parte de un proceso. Me queda claro que perdí la confianza desde muy chico, me encerré en mi jaula y evité volar a toda costa. La confianza se sustituyó por miedo, evitar las cosas y negar la realidad. Por el simple hecho de “debo confiar”.

La confianza se gana. No puedo confiar cuando me mienten, cuando me hieren, esconden cosas o me atacan. La confianza es interés. Interés de estar con la persona y pensar en ella para que se sienta segura. Confianza desde el amor, no desde el egoísmo. Cuando soy egoísta tiendo a cuestionar, a obligarme y a juzgar a los demás antes de darles la confianza adecuada para que entren en mi vida. ¿Por qué voy a dejar entrar a alguien en mi vida si prefiero hacer lo que me dé la gana sin comprometerme? Esto no quiere decir que esté mal. De hecho es válido si te haces responsable de ello.

Uno de los ejercicios que hacen los trapecistas es exactamente trabajar la confianza. Su vida depende de la persona que los va a agarrar para evitar la caída. ¿Puedo hacerlo sin confiar? Para esto creen en que esa persona no le hará daño, que está con ellos y que tienen un fin en común. En el circo de la vida pasa igual. No te puedes tirar sin confiar sabiendo que vas a caer en la red, o peor aún caer al vacío sin red. Necesitas saber que no te harán daño, que están contigo y que tienen un fin en común.

La confianza no se trata solo de amor y egoísmo. Sino también de reciprocidad. Si la otra persona es congruente diciendo y haciendo lo mismo me puede dar la confianza de creer en ella. Saber que me está diciendo la verdad, el no encontrarle mentiras y saber que no me hará daño son razones para abrirme. Ocultar, prometer sin cumplir, evadir y negar son parte de una mentira. Las mentiras no me sirven para creer.

Yo sé que no nací en una jaula. Sé que quiero volar. Tengo la puerta abierta de la jaula y salgo por momentos para aprender a volar. Había perdido la confianza en la vida y de que todo iba a estar bien. Hoy tengo la certeza que pase lo que pase así será. Dá mucho miedo pero es así. La libertad se basa en confiar en mí, no en los demás. La libertad es interna, puedo encadenarme a mis pensamientos y a mis miedos; o salir y volar. La libertad consiste en creer, en confiar y en hacer. Con hechos, no con palabras. La vida no se vive con pensamientos o palabras, sino con hechos. La verdadera realidad se basa en lo que sientes y en lo que sienten por ti. Si los demás no sienten el interés, el amor y la comprensión por ti; algo estás haciendo mal. Para que se interesen por ti debes interesarte, comprender y amar. Cuando confías en que lo que haces está bien para ti te sientes fuerte. Pero para llegar a este punto necesitas saber lo que realmente quieres, no evadirte ni negar lo que tienes. A partir de ahí comienzas a creer en ti. Confías. Sales de la jaula y comienzas a volar.

INDEFENSO FRENTE AL ACECHO DE LA LOCURA

El día de hoy no tenía ganas de escribir, ni de venir al café de siempre Simplemente Deli a ver gente. Me disponía a encerrarme cual ostra en m departamento y lamerme las heridas. Las semanas que he tenido han sido más que difíciles. Me puse a ver una película de Almodóvar llamada «La flor de mi secreto» y me dí cuenta de que muchas de las guerras no son nada comparadas con una relación. Y me dispuse a escribir.

Existen relaciones que cuando dos personas chocan pueden formar una guerra. Muchas de las relaciones que conozco toman el espacio de pareja como una batalla haciendo imponer puntos de vistas o sentimientos. Se convierte en una guerra en la que no hay ganadores, sólo destrucción que se manifiesta en heridas, rencor y resentimiento. En este tipo de guerras nunca salen ilesos ninguno de los dos bandos.

El día de hoy estoy calculando los daños de la destrucción de una guerra. La guerra de lo que llamé amor. Me cuesta trabajo reponerme del haberme sentido tres metros sobre el cielo y ahora tres metros bajo tierra.

Como en cualquier guerra hay muchas pérdidas. Las primeras pérdidas fueron las ilusiones. Cuando comienzas una relación te imaginas en una película de romance, las que nos hacen sentir las mariposas en el estómago. En mi caso me ilusioné por esperar momentos de película, de decir los sentimientos abiertamente y que me hicieran sentir especial. La primera batalla derrotó a las ilusiones dejándolas por el suelo.

Cuando hay batallas los dos bandos se desgastan, se deterioran y cambian de estrategias. En el caso de una relación donde se vé como una batalla pasa lo mismo. Se desgastan los sentimientos cambiando de forma, se deteriora la paciencia y se cambian de papeles o roles para poder adaptarse a la posible siguiente batalla. En mi caso pasó lo mismo, mis sentimientos se fueron desgastando de llorar de alegría hasta llorar de tristeza o impotencia. Cambié de rol por ser “paciente” por momentos para poder usar otra estrategia y evitar más pérdidas.

Dentro de la destrucción existen muchos muertos. Murió el sentimiento intenso del amor, la paciencia, la escucha, la dignidad, la confianza, la comprensión, el deseo y muy especialmente la disposición.

En mi caso los muertos están listos para ser repatriados. En espera de saber qué hacer con ellos. Aún no sé hacia donde van a ir. Pero si me queda claro que la última batalla fue devastadora. Arrasó con todos ellos en un instante.

En mi guerra hubo muchos momentos de tregua, pero ninguno firmado con lealtad. Cuando dos naciones están en guerra firman acuerdos en donde la lealtad es muy frágil, cualquier posible punto sin cubrir puede desatar la guerra de nuevo. En mi caso esos puntos se rompieron varias veces, lo que desataba batallas cada vez.

Se utilizaron armas de destrucción masiva, cuerpo a cuerpo e inclusive espionaje infiltrado en alguno de los bandos.

Hoy me doy cuenta que como en cualquier guerra hay tristeza, desolación, confusión y muchas pérdidas. Me cuesta trabajo saber que es una guerra lo que he tenido en una relación, y no una verdadera apertura de confianza y comunicación. Duele saber que fue una guerra. Duele ver las pérdidas. Duele la confusión.

El arte de la guerra es muy parecido al arte del amor. Se alimenta con atención y cuidados para evitar el conflicto. Tan frágil que se tiene que cuidar lo que se dice o se hace, llenar de verdadera confianza para no estar con lupa viendo lo que hace el otro. Paciencia. Lealtad. Verdadera comunicación y disposición para resolver pequeños conflictos.

Me queda claro que pedí atención, escucha y comprensión. Sentirme especial. Cuando alguien te dá mucho sientes como si lo tuvieras, como si fuera parte de ti. Cuando al contrario se cierra a decirte lo que piensa, lo que siente y lo que quiere de ti se vuelve como si nunca hubiera sido tuyo. Y lo que me queda claro es que se perdieron muchas cosas, pero no se puede perder nada que no haya sido tuyo.

CARTA A MI MISMO

  Hoy tengo muchas cosas que decirte. De la forma del amor adulto. Confrontándote pero mostrándote la realidad. Has vivido en una fantasía esperando que las personas te den lo que tu no te has podido dar. Esta semana necesitaste … Sigue leyendo

REALIDAD DISTORSIONADA

 

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Muchas de las veces vivo en una fantasía. Una fantasía de que las personas son diferentes o que pueden llegar a ser diferentes. El gran problema que tengo es que confío en la gente y tengo ese toque de esperanza de que son capaces de crear la gran persona que llevan dentro, pero no es así. Cada quien tiene su proceso y cambia si quiere o si le interesa. Duele mucho darte cuenta de esto, cuando crees que las personas son personas que te quieren y al verlo con los hechos en vivo y en directo duele mucho darte cuenta que no es verdad.

Duele mucho darte cuenta que tu no eres la persona que dices ser, y que tratas de ser. He permitido muchas cosas de un tiempo para acá. Nadie me ha obligado, con la esperanza de que iba a ser mejor o que podía confiar en eso que llamaba Amor. El nombre del amor se hacen muchas cosas, por lo menos es un dicho muy popular. Es verdad. En nombre del amor he permitido que me ofendan, que me humillen y que me hagan daño.( ¿Cuántas veces no lo hemos hecho por un familiar (padre o madre) o por un amigo?). En realidad es una fantasía. Cuando amo a una persona no le hago daño, trato de que su bienestar emocional, físico y mental esté bien en todo momento y trato de respetarla en cualquier circunstancia.

Esta semana fue muy pesada para mí. Dí apoyo en todas las circunstancias que pude. Me abrí, dejé de lado mis necesidades, mis gustos e inclusive mis deseos. Me anulé como me ha pasado muy seguido. Me doy cuenta que llegué a un punto en donde estoy buscando que me llenen mis necesidades y las pido directamente pero no les interesa escucharme. Duele el darte cuenta y la verdad no es nada agradable percibir en mí que estoy pidiendo muchas cosas y yo soy el primero en negármelas. ¿Qué me hace diferente a esas personas? A mí me niegan respeto, comprensión, escucha y apoyo. Yo anulándome como en esta semana hice lo mismo. No hay ninguna diferencia entre todas esas personas que veo como egoístas. Y yo estoy siendo egoísta conmigo mismo. Todo es un equilibrio entre dar y recibir. ¿Tengo equilibrio en mi vida? No.

El apego a las personas es una cualidad/defecto que tengo muy presente. El apego de una manera sana me hace estar ahí para cuando las personas me necesiten, pero de la manera que lo llego a hacer es cumplir todos sus caprichos y deseos para que no les falte nada, termino por anularme y por no ver que no recibo lo que necesito. Al principio estaba muy confundido entre mi deseo y mi necesidad, ya que soy una persona que quiere cada vez más; pero la verdad pude llegar a distinguir entre mis necesidades básicas y mis caprichos.

No me estoy respetando. Estoy pidiendo algo que no me pueden dar y que dentro de mi fantasía creo que sí. Me obligo a estar en donde no puedo estar y en cambio quiero estar. El respeto por mí mismo se confunde dentro de la fantasía. El capricho contra la necesidad. Mi necesidad el dia de hoy es vivir lo que tenga que vivir sin mi fantasía de lo que podría ser en mí y en los demás.

Mi fantasía se rompe al ver que las promesas no son hechos, que los hechos me dicen lo que está pasando aunque no me guste y que los hechos me llevan a ver que no estoy haciendo lo correcto dentro de mí. Nunca había necesitado más apoyo como esta semana y quité mis prioridades por los demás. Hoy me doy cuenta que ese apoyo no existe, que estoy aquí como siempre en el café escribiendo y que no cambia nada. A gritos ahogados pedí comprensión y amor. Me lo negué. No me ví. No me vieron. Me sentí invisible. Como muchas de las veces me pasa. Soy invisible para muchos, inclusive para mí.

Hoy estoy en un punto muerto. No sé que hacer, pero lo que tenga que ser será. No me complico la existencia. Sólo dejar pasar el tiempo y que muestre la verdadera realidad.

Imagen: Fotografía de Andoni Urquiola. https://www.facebook.com/Tio.Andoni

PLUMA POR PLUMA

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Un año más de vida. De experiencias, momentos vividos y dolores sufridos. No quise celebrar este cumpleaños porque de verdad no lo siento. He tenido un año muy difícil. Como siempre he salido adelante no sé ni cómo, o por lo menos me hago a la idea de que lo he hecho.

Estoy consciente que tendría que agradecer todos esos momentos y experiencias asimiladas, y de verdad lo quisiera hacer pero no me nace. No me gustan mis cumpleaños porque no me gusta ser el centro de atención, no estoy haciendo absolutamente nada como para que me festejen; pero si reflexiono un poco más me doy cuenta que de verdad si es un logro enorme llegar a un año más. Hace algunos años en la misma fecha murió el doctor que me trajo al mundo: mi tío. La vida se ha portado muy irónica en esta fecha.  Comencé una relación el mismo día y que por cierto duró dos meses. Con cada fiesta sorpresa, los sorprendidos fueron los organizadores. Toqué fondos en este día, pero especialmente es un día donde evito sentir. Sentir que llevo un año menos de vida, o uno más hacia la muerte. No soy fatalista pero soy realista. Este año fue en su mayoría una gráfica de electrocardiograma emocional.

Cada año me voy del pueblo, apago los celulares, desactivo mi cuenta de Facebook y me aíslo del mundo para vivir mi duelo. Este año, ya no voy echar el típico rollo de que no espero nada, que agradezco y que quiero lo mejor para este año. Este año estoy cansado. Es hora de renovarme.

Mi animal favorito es el águila real. Es de los animales más longevos (que ironía porque no me gusta envejecer), llega a vivir 70 años. A la mitad de su vida (aproximadamente a los 40 años) vuela hacia lo más alto de una montaña que pueda, se refugia en un nido y comienza un doloroso proceso de transformación pero necesario. Su pico esta ralo, sus uñas se resquebrajan y su plumaje está dañado. En ese momento comienza tirándose el pico contra una roca. Espera a que crezca, posteriormente se quita las uñas y el plumaje. Este proceso dura 150 días. Es muy doloroso ya que es amputar prácticamente las partes de su cuerpo exteriores, uña por uña, pluma por pluma.

Yo estoy en el proceso del águila real. Es doloroso pero necesito amputar cada parte de mi ser ralo, resquebrajado o dañado. Es muy doloroso ver que necesito un proceso de renovación. Si por mi fuera me perdería feliz los 150 días sin saber de nadie y que no supieran de mí. Este año dañé muchas partes de mi ser y me dejé dañar. Evité verme, pero llegó el famoso día de mi cumpleaños. Me ví en el espejo interior y exterior. Toqué un fondo más cuando me acosté por la tarde y comencé a llorar por la muda de personalidad, por el que está muriendo.

Me estoy haciendo daño de muchas maneras, evito verme. Evito vivir. Estoy en crisis. Y definitivamente odio las crisis. Quiero comenzar el proceso de transformación como el águila real. Comienzo cerrando el pico y tirándomelo para dejar de decir cosas que me arrepiento. Tirándome cada uña para ser humilde, dejar de juzgar y evitar hacer daño. Y finalmente es hora de renovar mi cuerpo, hacerle caso y cuidarlo. Me quito las partes más difíciles de mí. El juicio, el expresar cosas impulsivamente, la soberbia y el hacer daño “inconscientemente”. Me va a costar cada parte, me cuesta el ir tirando y dejando.

No sé si mi proceso de renovación dure los 150 días del águila, pero si me queda claro que me pega mucho mi cumpleaños. Me puse objetivos desde pequeño que sólo me han servido para frustrarme (mi propio juicio) y lo sigo haciendo por momentos. Estoy cansado,  harto y aburrido de ser una persona que se deja llevar por su propio ego. Me vuelvo manipulador, egoísta, egocentrista, egotista, dramático, sufridor, chantajista y especialmente víctima de mí mismo. De verdad estoy cansado de ser así.

Me propuse realmente decir lo que quiero y lo que pienso. Estoy cansado del “debería”. Toda mi vida he visto que debo ser buen hijo, buen hermano, buen novio, buen amigo, buen amante e inclusive buena persona. Pues no lo soy, soy como soy y punto. Puedo llegar a ser todo eso “bueno” y también “malo”.

No me dejo ser con una cascada de cosas que me exijo. De verdad mi transformación será dolorosa, y como siempre digo estoy en proceso. También estoy cansado del proceso. Harto de besar sapos, o príncipes que se convierten en sapos. Harto de verme en el espejo y reprocharme algo, de no decir lo que quiero por miedo a echar a perder algo. Me estoy echando a perder con lo que no digo. Cansado de escuchar promesas  y creérmelas (porque debería hacerlo por el “bien” de…). De ver mentiras y tragármelas con el pretexto de ser mejor persona. De pedir lo que necesito y que no me lo den. De pedir. De dar cuando no quiero. De escuchar y de decir cuando no me nace. Soy como soy. Intenso, sincero, honesto, enojón, noble, compasivo, desconectado, apasionado, preocupado, amigable, rígido, divertido, alegre, chocante y muchas cosas más. Sí, soy lo que quiero ser. Ya me cansé de estar renovándome a medias. Hoy comienzo tirándome el pico y hablar las cosas que realmente quiero sin arrepentirme. Siguen las uñas, pero no por eso seré débil. Se necesita mucho valor para hacer esto. El plumaje… Como el ave fénix. A quemarse, volverse cenizas y renacer.

 

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COMPARTIR-TE ES AMAR-TE

 

 

amarte es compartirte

He hablado varias veces del amor, pero desde el punto filosófico la definición de que es una virtud que representa todo el afecto, la bondad, el respeto y la compasión del ser humano es la que me parece más acertada.

El tener afecto por alguien representa el querer, algo que muchos hacemos con varias personas e inclusive con nuestras mascotas. La bondad es la actitud de evitar hacer daño y ver que todo lo que el otro ser humano necesite se le proporcione y la compasión de comprender los errores de la persona, aceptarlos y perdonarlos. Todo esto se obtiene con el respeto. El respeto por mí mismo para poder respetar a los demás.

Hoy la vida me hizo darme cuenta que no soy la persona más acertada para amar; pero conozco mi manera de actuar y mi capacidad de hacerlo.

Soy una persona que comete muchos errores. Desde pequeño me enseñaron no expresar mis sentimientos y es difícil hacerlo cuando eres una persona que los siente mucho. Lo hice durante muchos años e inclusive el día de hoy me encuentro con personas que me piden lo mismo. Los seres humanos tenemos miedo de encontrarnos con los sentimientos, nadie sabemos cómo expresarlos y muchas de las veces no los expresamos de la manera más adecuada para relacionarnos.

Leí que lo más valioso que puedas compartir con una persona es tu tiempo porque nunca lo recuperarás. Pero creo que lo más importante es compartir tus verdaderos sentimientos. El hablar de lo que te enoja, de lo que te gusta, del amor que sientes, de lo bien que estás en ese momento con la persona, de lo que te gustaría que hicieran por ti e incluso lo que te disgustan que hagan hacia ti es una verdadera forma de compartir. A nadie nos enseñaron como expresarlo y es muy difícil. Lo hacemos de manera inadecuada e inclusive lo evitamos, lo que se convierte en volvernos egoístas hacia las personas que decimos que amamos. Esto viene desde la cuna, nuestros padres nos enseñan a no expresarlo y al ver las relaciones con nuestros padres nos podemos dar cuenta si actuamos en base al miedo o al amor. No es fácil para nadie expresarlo se puede llegar a hacer daño sin quererlo, pero es mayor el daño o hacerlo.

Yo expreso el enojo de cualquier manera, desde la más inadecuada hasta la más sutil y sencilla. Ese es mi gran defecto decir todo el tiempo lo que no me gusta. Pero estoy consciente que desde pequeño me enseñaron a no hacerlo.

Una persona consciente de sí misma y de la capacidad que tiene para amar puede saber lo que siente en el momento y decirlo. Es compromiso consigo mismo y con la otra persona.

Podemos llegar a evitar expresar lo que sentimos por miedo a sentir o por miedo a la reacción de los demás. Cuando evitamos que una persona que nos ama nos exprese lo que siente estamos siendo egoístas además que estamos rechazando. Lo hacemos con pareja, amigos, padres o familiares.

El sentir enojo, incomodidad, desconfianza, celos e incluso odio por momentos hacia las personas es normal. El evitar expresarlo es una parte de indiferencia y desinterés, especialmente en una pareja. Lo que hace que las partes involucradas estén basadas en el miedo y la duda. El hablar de los sentimientos positivos y negativos hace que la relación se base en la seguridad y la confianza; se logra un equilibrio en la relación entre los problemas y el amor. Aunque no existen formas de hacerlo cada relación debe encontrar la suya, no hay fórmulas mágicas que nos digan cómo hacerlo. Pero si basamos la relación en el afecto, la bondad, el respeto y la compasión se hará desde el amor y no desde el orgullo o miedo.

En mi caso personal sé que me expreso desde el lado del amor. No me importa tener la razón, pero si me importa lo que sientan por mí con lo que estoy pasando, compartiendo lo más importante que tenemos y con lo que nos dá más miedo: con sentimientos.

Soy una persona con una gran capacidad de amar. Me gusta que las personas que estén conmigo se sientan comprendidas, seguras y que confíen en mí. Evito las mentiras y hablo de lo que siento porque es lo único que puedo compartir desde lo más profundo de mi ser. El abrirme a hacerlo es una verdadera muestra de amor y valentía. Sé que muchas veces no lo hago de la manera más adecuada pero es mi forma, que cuando me siento seguro y en un ambiente de amor lo hago de la mejor manera, pero al sentirme herido siento miedo, duda y desconfianza haciéndome sentir enojo pero en realidad es tristeza. Tristeza por no saber hacerlo, por sentirme incomprendido o no valorado.

El día de hoy me siento triste. Sé que es pasajero, que el amor que tengo conmigo lo puedo compartir. Me gusta dar sin recibir, recibir sin dar, ser noble, no hacer daño y lo más importante compartirme con los demás para mostrarme como soy sin miedo. Me dijeron la semana pasada que viera mi gran capacidad para hacerlo, me doy cuenta pero me dá miedo por las heridas que te pueden llegar a hacer, pero tengo la valentía de expresarlo.

Soy una persona como todas, no soy una excepción ni especial. Mi historia es igual a la de cualquiera. Sólo soy una persona que quiere salir adelante y que las personas que compartan conmigo lo hagan de la misma manera. Eso es amor. Salir juntos delante de los problemas de la vida, decir lo que sentimos y no evitar los sentimientos. Amar sin miedo, tener afecto, bondad, respeto y compasión por los demás. Pero para poder hacerlo tengo que sentir, sentir que quiero hacerlo y saber que se siente el respeto, como puedo tener afecto, ser bondadoso conmigo mismo y tener compasión por mí y por los demás desde el interés de que estén bien, no desde el lado de evitar lo que la otra persona siente o piensa. No relacionarse con los demás desde la evitación o desde el desinterés.

Se necesita mucho valor para amar, y como en todo se pueden tener muchos errores. Pero a fin de cuentas el hacerlo con amor es lo que hace a una persona valiente. Y no quiere decir aceptar cualquier cosa, sino hacerlo desde el respeto hacia uno mismo. El amor comienza por ti, por expresarte como eres sin miedo, respetarte, cuidarte y tener compasión por ti. Cuando estás dispuesto hacerlo estás listo para amar, aunque no siempre sepas como expresarlo; pero al sentirlo sabes lo que necesitas dar a los demás.

Imagen: http://loveinfinitely.org/2013/03/14/what-does-it-mean-to-love-infinitely/

CIRCULOS DAÑINOS

El resentimiento es como una estaca clavada en el corazón  de quien lo está viviendo. Te impide vivir plenamente y la única solución es el perdón. El perdón es un acto de coraje, valentía y valor humano. El perdón va … Sigue leyendo

EL TRISTE CABALLERO CON ARMADURA

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Erase una vez un caballero con armadura que vivía en un pueblo con muchos enemigos. Había vivido una vida muy dura, provocada de la violencia de la época. De pequeño siempre estaban ausentes sus padres, por lo que tenía que defender a su pequeña hermana de todas las personas que le pudieran hacer daño.

De pequeño era muy valiente, afrontaba todos los problemas e incluso no le tenía miedo a los animales, pero en cuanto fue creciendo le comenzaron a dar miedo los depredadores, los peligros y especialmente le daba miedo que le hicieran daño a sus seres queridos, por lo que comenzó desde pequeño a diseñar una armadura con la que pudiera enfrentar todos los peligros y no le hicieran daño. Su cuerpo lo consideraba frágil, por lo que no le gustaba moverse mucho y evitaba a toda costa cualquier ejercicio, pero el simple hecho de llevar la armadura le formó un cuerpo que podría resistir su peso y su dureza.

Se acostumbró siempre a sentir dolor, a cargar esa armadura y a volverse invisible para los demás porque siempre estaba oculto detrás del acero. Un día vió a una niña que parecía muñeca fea. Le llamó mucho la atención la fragilidad y la dureza al mismo tiempo en los rasgos de la niña, pero especialmente se fijó en la tristeza reflejada en su rostro. Se impresionó.

Se dió cuenta que toda su vida estaba defendiendo algo. A su familia, lo que pensaba, lo que sentía, lo que creía. Al ver ese rostro se notó que era el reflejo de lo que sentía pero no podía verse la cara porque la tenía oculta detrás de su propia coraza, no podía sentir su cuerpo real, su piel, sus músculos y muy especialmente su corazón.

Ocultó siempre su corazón detrás de la armadura formada por tristeza, enojo y coraje para luchar. Siempre se sentía frágil por eso no se quitaba la armadura. Y al ver a la niña se dió cuenta que era frágil, que estaba triste, pero que tenía todo el valor para luchar contra lo que fuese. Comenzó una danza dentro de él que comenzó con pasos firmes para quitarse la armadura, se dió cuenta que era como esa niña que parecía muñeca fea y que tenía la expresión de tristeza en su cara. Y comenzó una transformación desesperadamente hermosa. Se dió cuenta que nadie lo reconocía. Nadie sabía quien era y que a nadie le importaba.

No le dolió, sino que le dió seguridad para comenzar a ser él mismo. Sintió un caos desesperado dentro de él. Comenzó a ocultarse, a ponerse a la defensiva, a buscar peligros y a orillarse. Todo el pueblo estaba haciendo sus cosas, había tumulto, gente corriendo y nadie  le hacia caso. No había nada de que ocultarse y no podía ocultarse, notó que el caos era suyo y el tumulto estaba dentro de él. Sintió su propia tristeza. Pero al mismo tiempo sintió libertad.

Al sentir libertad comenzó a pensar que no todo era tan malo. Que su propia armadura era su cuerpo. Que aunque fuera frágil se podía sentir y tocar. Eso le gustó. Sintió cada músculo dentro de el. Su corazón y su respiración que aliviaba su interior como la lluvia calma un incendio. Sintió que estaba vivo. No sintió miedo. Comenzó ver su futuro.

«Esto no es tan malo» pensó. Y comenzó a explorar un mundo nuevo para él. Sentir su cuerpo. Sentirse vivo sin necesidad de ser alguien mas o imponer con gritos, con una armadura reluciente o con su espada. Se sintió uno más. A fin de cuentas no era tan diferente a otro ser humano. Pero al mismo tiempo reflexionó que todo lo que había vivido era único, que su cuerpo era único y lo que sentía sólo era de él. Por un momento sintió miedo, pero se dió cuenta de la libertad que esto implica.

Comenzó a bailar, a ver la belleza del mundo, del reflejo de la luz sobre una hermosa doncella que descansaba en el campo. Escuchó los pájaros y las cigarras. Sintió el viento en su cara, que no necesitaba ser diferente y sentirse fuerte para estar vivo.

Comenzó su transformación para darse cuenta que una simple niña con cara de muñeca fea le cambió la vida. Que vió su fragilidad reflejada. Se sintió vulnerable. Comenzó a vivir.

» Mi armadura la guardaré  para utilizarla solo en caso de guerra» -pensó.

El caballero de la armadura se experimentó como un ser humano. Que está vivo, que quiere tocar, sentir a los demás y que lo sientan.

Respira aire fresco, vé hermosos paisajes y está en contacto con todos sus sentidos. Pasó de ser el centro de atención a ser invisible y no le pareció tan malo, porque ahora se puede ver él y lo consideró lo más importante.

El caballero de la armadura se convirtió en ser humano, mortal como cualquier otro. Lo único que cambió fué que se quiso dar cuenta de que se quería ver y sentir. Un momento hizo la diferencia. Ahora es feliz; aunque por momentos sienta miedo y quiera su armadura para usarla siempre; sabe que si se la pone de por vida se va a perder de todo lo bueno de su vida como todo lo que ha dejado pasar.

Se sabe ser humano. Se conoce. Es todo un guerrero, pero un guerrero que siente miedo. Que lucha con su miedo. Que vive con miedo. Que sabe que ese miedo lo acompaña pero que no nubla su posibilidad de sentir la felicidad, el amor y la tranquilidad en todo su cuerpo.

imagen: http://manifiestogris.blogspot.mx/2013/04/peleas-justas.html

EL DULCE TORMENTO DEL ANHELO

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Remontándome al pasado visualizo una infancia en donde he perdido el amor, mi dignidad y el amor por mí varias veces; y así sucesivamente hasta el día de hoy.

 Mi vida está llena de pérdidas. Pérdidas materiales, emocionales, afectivas y espirituales; pero muy especialmente pérdidas internas como seguridad y confianza. El día de hoy salgo de una crisis. Estoy viendo facetas de mí que me aterran y me entristecen. He estado inmerso en la valuación de los daños y no me he centrado en el autoconocimiento.

 Mi vida se basa en el amor. Algunos dirían que es especialmente interesante y sano basarlo en hacerlo todo en base al amor, pero yo baso mi felicidad en el amor romántico y se vuelve como una bruma espesa que no me deja ver mi horizonte.

Siempre he tenido la impresión de que estoy en un entrenamiento constante para conocer a la persona correcta que me haga sentir especial, interesante, deseado y único en el mundo. Creo que nunca llega y le pongo pretextos, defectos y rechazos a lo que tengo. Todo esto lo he basado en mi infancia y mi pasado. Como si tuviera un dulce tormento en la tragedia de mi vida. Me siento especial por haber sufrido tanto y haber salido adelante. La falta de comprensión de lo que he vivido por parte de mis seres queridos me ha causado mucho enojo e ira. Por esa razón el sentirme incomprendido y no escuchado me hace sentir intensamente iracundo. ¿Cómo no me comprenden, si yo he vivido lo peor y me he llevado los mayores golpes?

 Si soy honesto conmigo podría decir que si he sufrido mucho y sigo teniendo muchos golpes emocionales, afectivos, amorosos y materiales. Pero eso no es pretexto para no ver lo que estoy viviendo. Tiendo a centrarme en los errores del pasado y grabarlos en piedra para que no se olviden. Toda mi energía se gasta en evaluar, reflexionar, aprender, analizar y comprender mi pasado. No me puedo comprometer con mi presente. Con lo que siento aquí y ahora. Los errores del pasado se acumulan en mi mente para castigarme y reprocharme lo mal que lo he hecho.

 Me cuesta trabajo centrarme en mi presente. Como si no tuviera suficiente dolor en mi pasado para acumular más el día de hoy. La intensidad de sentimientos se desborda por momentos, por lo que he aprendido a bloquearlos para irme con precaución y aprender de ellos pero hoy me confunden por no sentirlos con la intensidad de siempre. Como si mi única luz fuera el sentir y al no tenerla camino en tinieblas por un túnel de varios senderos del que no sé cuál dirección tomar.

 Como escribió Truman Capote en el prefacio de Música para camaleones: “Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse”. Así estoy yo. Con el don de sentir, identificar en los demás y la capacidad de ayuda hacia los demás. Mi látigo el hacerlo compulsivamente hasta el grado de ver el mínimo detalle, desmenuzarlo, digerirlo y excretarlo para observarlo todo el tiempo poniéndolo en una vitrina de desechos como trofeo. Ese es mi látigo y me autoflagelo todo el tiempo con lo mismo. El exigirme la comprensión y la ayuda por los demás me evita vivir feliz.

 Puedo llegar a ser una persona demasiado exigente, amenazadora e intensa. Pero mi intensidad me hace amar con llamaradas intensas, entregarme sin límite y hacer de lo cotidiano una historia digna de película.

 Mis mayores miedos son el rechazo, el abandono y la incomprensión. Estoy lidiando en este momento con mis mayores miedos. Me desestabiliza y aterra el saber que esos miedos son fruto de una ira incontrolada por la exigencia hacia mí mismo de no ser lo suficientemente digno para ser amado. Necesito sentirme en un marco de amor, protección y seguridad para poderlo aceptar. Respetarme, darme lo que necesito y estar en un ambiente seguro es lo que me ayuda a poder enfrentar mis miedos.

 Tiendo a rechazar, alejar y abandonar para que no me lo hagan a mí. Completamente egocéntrico. Huyo del amor y de la felicidad porque me cuesta creer que soy una persona digna para sentir el amor. Por eso me vuelco en mi voracidad de dar para poder recibir lo que me «falta». Lo que recibo no es suficiente y quiero más. Como si fuera una necesidad de llenar las baterías completas para la posterior falta de energía. Nada es suficiente. Nunca es suficiente. No soy suficiente.

El dulce tormento del anhelo. Anhelo de ser mejor, de tener el amor perfecto, de ser perfecto para el amor, de ser capaz y de ser feliz. Todo en tiempos erróneos: pasado o futuro.

 Me han dado una gran lección durante estos días. El hablar con mi amigo Willardo me hizo reflexionar que estoy enojado con mi pasado y que no me estoy viendo, incluso cuando me justifiqué que si lo estaba viendo. Posteriormente me encuentro con un libro acerca de mi eneatipo que me golpea con fuerza para hacerme ver lo que expuse anteriormente. Me taladran sus palabras así como las de Pako.

 Me duele el acordarme de que no me doy cuenta de lo que tengo, de lo que no valoro, de lo que me alejo, de lo que rechazo, de lo que me enoja, pero especialmente de lo que dejo de hacer.

 Me quiero centrar en mi presente. Mi anhelo cambia por el presente para volverlo realidad. ¡Que ironía! La palabra anhelo me ha seguido durante un año. Me ha dado muchas cosas en todos los sentidos y hoy la valoro. Anhelo de sentirme amado en el presente, de ser capaz, de amar y de ser feliz. Lo quiero convertir en el día de hoy. No sé si lo lograré todos los días, pero tengo una melancolía por hacerlo.

 El dulce tormento del anhelo se convierte en una simple felicidad presente. Sin adornos. Dejando la ira por un lado para evaluarla de la manera adecuada. Viendo mi presente desaparece mi angustia y la ira disminuye.

 Ya no quiero tener miedo de no sentirme suficiente. Ya no quiero desear más, tengo que aprender a ser feliz con lo que tengo. Pedir lo que necesito desde el punto presente y no desde el deseo exigente de la perfección.

 Me abro a recibir lo que me entrega la vida. Ya he recibido demasiados golpes y no voy a permitir recibir más. No voy a permitir que me hagan daño, no voy a recoger migajas de amor del piso y me permitiré pedir lo que necesito en el momento justo. Voy a confiar en lo que sienten por mí y lo que siento yo por los demás. Me haré comprender. No voy a rechazarme ni rechazaré a los demás, ya que el éxito depende de mi forma de ver y de vivir, no del anhelo constante a lo que vendrá o lo que tuve.

 Dejaré el dulce tormento del anhelo. Hoy se convierte en presente y en realidad constante. Conciencia continua.

 Imagen: http://historiasdeunalmanonima.blogspot.mx/2010/10/anhelo.html

 

 

COMO ANIMAL HERIDO

 

 

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Hoy me siento bloqueado para muchas de las emociones, no puedo sentir las emociones positivas como amor, cariño, compasión o esperanza. Estoy instalado en mi lado negativo en el enojo y la angustia. Pero al mismo tiempo me doy cuenta que son emociones con las que estoy familiarizado y me intoxican. He meditado mucho tiempo el día de hoy para regularme, pero la sensación de angustia no se me quita, identifico que estoy como un animal herido al que sólo le hace falta que lo toquen para que reaccione.

He tratado de abrirme con mi relación para intentar arreglar las cosas, los sentimientos de miedo, angustia y enojo son mutuos. Yo no sé que hacer con eso y él tampoco. Lo que si me queda claro es que hay un sentimiento, no sé cuál pero hasta este momento nos ha unido. Llego a sentir con mucha intensidad y comienzo a pensar realmente que es lo que está pasando para poder ver las cosas tal como son.

Soy agresivo y vengativo, especialmente cuando me encuentro herido. Reconozco que a veces trato de hacerlo sin darme cuenta y pido perdón o trato de arreglar las cosas. El punto es que no me satisface lo que veo o la reacción con la que me encuentro; lo que me hace caer en la cuenta que tengo que verme a mí mismo.

Estoy pasando por momentos muy difíciles. Angustiantes en todos los aspectos de mi vida. Busco apoyo en una pareja y no lo encuentro. ¿Qué está pasando realmente conmigo? El apoyo que necesito lo tengo dentro de mí, pero no lo puedo ver. Trato de ver que la vida me está presentando muchas situaciones que afrontar, necesito fortaleza y lo único que puedo sentir es miedo, enojo y autodestrucción. Yo sé que he pasado muchas situaciones difíciles, pero lo único que busco es comprensión por parte de los demás, y el que no se comprende soy yo. Dependo en momentos de lo que me digan para poderme sentir seguro, porque al verme tengo miedo y no encuentro la seguridad por ningún lado. Busco confianza y no confío en lo que hago. Busco amor y me cuesta amarme en estos momentos.

Estoy instalado en mi drama. En el drama de afrontar cosas y no saber cómo. El llorar, como lo hacía anteriormente, no me funciona. Me hunde y me cuesta trabajo salir. Estoy en el enojo. El enojo con la vida, conmigo mismo, con lo que no puedo afrontar, con los apoyos que no veo y con el pedir algo que no me dan. Estoy muy enojado y creo que es el momento de convertir el enojo en coraje.

Coraje por afrontarme, por decirme todo lo que soy al espejo y aceptarme como soy. Coraje de ver las situaciones y afrontarlas con amor. El coraje de amar y amarme. Se necesita mucha conciencia y confianza para ver realmente que ese amor que estoy buscando está en mí. Que necesito verme y no camuflajearme.

El amor me enseña a comprender, a interesarme, a querer estar ahí y principalmente a abrirme en todos los sentidos. A comprometerme conmigo mismo y con los demás. El amor es mucha sinceridad y protección. Quiero abrirme a mí mismo, ser sincero y protegerme. Lo he buscado durante meses con una pareja y no lo he encontrado. Sentirme seguro a pesar de lo que me hagan o pase, de lo que viva y de lo que sienta.

Es muy fácil meterse en el pensamiento para no ver las cosas como son, lo he hecho mucho tiempo de mi vida. Lo difícil es sentir y reflexionar lo que siento. En este momento mi pensamiento crea el sentimiento de angustia, enojo y miedo. Reflexiono que es sólo un pensamiento que no es verdad.

Me ha costado mucho trabajo darme cuenta que  el decir lo que siento es honestidad y compromiso. El evitarlo es rechazo y desinterés. Pasé muchos años haciendo esto. Guardándome cosas para no hacer sentir mal a los demás. No decirles lo que siento para no sentirme comprometido en decir algo “lindo” o romántico. No es fácil darse cuenta de que no estas sintiendo; o peor aún; darte cuenta que lo sientes y no decirlo para evitar comprometerte contigo mismo y con la otra persona.

El compromiso es abrirte, decir lo que sientes, afrontarlo, vivirlo y principalmente sentirlo para tener empatía con la otra persona. Pero para esto, comienza con un compromiso contigo mismo.

Puedo engañar y ser deshonesto con todos, pero no puedo engañarme de sentir. El compartirlo con las personas adecuadas es un compromiso conmigo mismo. Me doy cuenta que la falta de compromiso comienza con la falta de amor. Amor por ser yo mismo y compartirme como soy con todos mis miedos y defectos.

Hoy quiero que me vean como soy. Quiero mostrarme a mí mismo con todos mis defectos, mi intensidad y mi enojo. Pero dentro de todo sí me queda muy claro que el enojo se convierte en coraje. Coraje de sobrevivir como un animal herido. Buscar la vida. Evitar la muerte emocional, física y espiritual. Tengo mucho coraje para salir adelante. Quiero que me acompañen las personas que tengan esa capacidad, sino que se queden en el camino muertos de miedo en su cueva. Yo me decido a seguir. Quiero estar, compartirme, amar y comprometerme con quien lo haga conmigo. Con ese coraje de seguir y abrirse. Coraje con toda la comprensión que pueda dar y que me puedan dar. Hoy comprendo, me comparto y comienzo a amarme a mí mismo comprometido con quien soy y con quien quiera estar conmigo.

CAMINOS Y TRAYECTOS. 365 DIAS.

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Me dispongo a escribir este artículo bajo el ritual que tengo desde hace algunas semanas. En domingo, en un café que se llama Simplemente Deli y encendiendo un cigarro con su respectivo café caliente. Me inspira sentarme aquí a ver como las personas charlan, disfrutan e incluso viven sus propias vidas inmersos en su propio pensamiento.

Algo inusual, estoy escuchando a unas personas hablando francés, no lo parecen y hacen lo mismo que los demás; a excepción del idioma que hablan.

 Reflexiono acerca de cómo me puedo llegar a sentir diferente a los demás y único acerca de lo que siento y de lo que vivo; como pensando que los franceses sentados al lado son diferentes a cualquier mexicano o ciudadano del mundo. Me siento diferente pero la verdad siento lo mismo que pudiera sentir otro ser humano en este momento en cualquier parte del mundo

 Hoy me sentí, como muchos de mis días, ardiendo en furia. Al darme cuenta de lo que hago de mi vida. Un día como hoy de hace un año comencé este blog. Habiendo tomado conciencia de los errores de mi pasado, con el dolor de haberlos afrontado y con el sentimiento de seguir. Y hoy sigo cometiendo algunos de esos mismos errores. Y no he llegado a la felicidad, cuando no necesito nada para serlo.

 Hice muchos cambios durante estos 365 días que han pasado. Me gustaría compartir con ustedes lo que escribí al iniciar el blog:

 “Un espacio para transmitir y vivir con conciencia. Una conciencia de una vida mejor, de una pauta para ser feliz.

 Salir adelante no es nada fácil. Puedo dejar pasar la vida, pero para vivir una vida plena hace falta mucho coraje. El coraje de afrontar los problemas, las actitudes y los juicios de una vida  llena de errores e informaciones distorsionadas. Me doy cuenta que hace mucha falta salir adelante pero viviendo una vida llena de actitud.

La actitud de enfrentar mis emociones, aceptar la realidad y saboreando los momentos. Puedo recuperar mi vida a cada instante. Puedo salir adelante. Puedo ver la vida como es, con todos sus bemoles.

Quiero comenzar este espacio con conciencia. La conciencia que cada día que pase puedo mejorar mi calidad de vivir. De sentir. De disfrutar, pero principalmente de Amar, respetar y aceptar. Ya que las claves de la vida son sencillas pero difíciles de llevar a la práctica cada día.

Los invito a recuperar cada día en plenitud. Con coraje. Con actitud. . De ganas de salir adelante. Comienzo con mi actitud. Gracias por estar en este viaje conmigo que comienza, el día de hoy.”

Lo más curioso de todo esto es que hace un año comencé mi aprendizaje de Amar, respetar y aceptar. Creo que lo he logrado en muchos de los sentidos, o por lo menos me he dado cuenta de que soy capaz de hacerlo. Me ha costado mucho trabajo y momentos de mucho dolor. Un año que me ha marcado emocionalmente.

He conocido muchas personas que quiero conservar en mi vida, otras que me he dado cuenta que son de paso y algunas que se han ido dejando una huella fugaz como si fuese impresa en la arena de una playa junto al mar. Nunca imaginé que personas que se quedarían un tiempo se fueran rápidamente y algunas de las que había escuchado que no valían la pena descubrí por mí mismo que son valiosos seres.

Este año estuve más cerca que nunca de personas que me quieren. Me estoy dando cuenta de que no todas las personas que tengo a mi alrededor hacen bella mi vida y que no me gustaría continuar estando en sus vidas; o ellos en la mía. 

Puedo ver que soy capaz de elegir con quien quiero viajar en este trayecto. Quiero a personas que no me dejen en el camino, que volteen a ver si me estoy retrasando para poder viajar juntos, que se sienta su presencia y su ausencia; pero principalmente que disfruten mi presencia y yo disfrute la suya. Anteriormente no me lo permitía, creía que todas las personas eran necesarias e indispensables. Hoy me doy cuenta que el viaje es sólo mío, que no necesito alguien a mi lado para seguir ya que es un viaje por un camino sinuoso y caminando. Nadie puede caminar por mí. Pero sí pueden ayudarme y puedo ayudar. Me recuerda al libro de Paulo Coelho de “El Peregrino”. Relacionando el camino de Compostela a la vida misma.

Mi vida no admite sustitutos. Sólo yo puedo tomar mis decisiones para seguir o sentarme ya que sólo sé lo que necesito. Ninguna persona puede decirme si mi cansancio es soportable o si mi sed o hambre son ilusiones. Sólo yo lo sé.

Me queda claro que el día de hoy comienzo con la misma actitud que cuando comencé este blog. Un nuevo comienzo dándome cuenta que estoy fallando, que quiero retener en mi vida a personas que no necesito, situaciones que me dañan y que me falta amarme mucho más para poder llegar a la plenitud. Y como si me lo dijera a mí mismo de nuevo:

Reflexiona de los errores que has tenido contigo mismo y por consiguiente con las personas con las que compartes tu vida. Puede ser que te des cuenta en este momento. Ten la certeza que hay personas y situaciones que te marcan para toda la vida. Pasando el tiempo aprenderás los errores que cometiste y lo que permitiste.

Date la oportunidad de ver que hoy es un nuevo comienzo. Sólo reflexiona del enorme valor que tienes, de la gran persona que eres y lo mucho que has pasado. Aprende de lo que vives hoy sin justificarlo ni negarlo. No evadas el camino, ya que es completamente imposible ir caminando por un camino sinuoso sin ver. Abre los ojos, comienza a moverte, aprende de lo que has pasado porque se repetirá hasta que lo asimiles, no niegues tus capacidades porque las necesitarás, conoce tus habilidades para utilizarlas y recuerda: La mayor herramienta que tienes en este viaje es sentir amor por ti para cuidarte y sentir amor por los demás para cuidar a las personas que tienes a tu lado ya que en algún momento llegarán juntos a la cima y ondear la bandera de la plenitud disfrutando del paisaje con la paz y la tranquilidad que todos los seres humanos desean. No te arrepientas de lo que hagas o dejes de hacer. Llénate de amor, respeta y acepta. Vuélvete responsable de lo que haces y disfruta el viaje recuperando tu vida cada minuto.

 

http://www.lavozdegalicia.es/escapadas/2010/12/17/00031292574066584364244.htm

LIBERTAD DE SER PARA AMAR

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Si de verdad quieres verte como eres, consíguete una pareja. Tener una relación con una persona evitando manipular y chantajear todo lo que puedas te va hacer confrontarte a tí mismo y te darás cuenta cuales son tus mayores miedos.

Al principio de cualquier relación vienen los miedos acerca de la infidelidad, el rechazo, la aceptación, la confianza e inclusive la honestidad. La mayoría de esos miedos están basados en el ego, en la baja autoestima y en la propia inseguridad, otros en no conocer a la persona y en la propia experiencia pasada. Hay relaciones basadas todo el tiempo en el miedo y son «felices» ya que lo han aprendido de toda la vida.

Una relación basada en el miedo es la forma mas fácil de relacionares. No hay que poner mucho de nuestra parte, sólo inteligencia para poder llevarla. No se necesitan verdaderos sentimientos de amor y comprensión ya que sólo se está pensando en como retener y es una evitación constante de involucrarse con la otra persona.

El miedo en una relación no se basa solo en el aspecto negativo. Si lo vemos positivamente es una oportunidad de ver lo que está pasando realmente en nosotros. Cuando una de las partes es deshonesta, la inseguridad en la otra parte es automáticamente incrementada. Las soluciones son simples, pero no fáciles de hacer. Cuando hay amor o cariño es fácil querer estar ahí y resolverlas; especialmente si hay cambios en las dos partes tanto de adaptación como de aceptación.

En los típicos casos de infidelidad, la inseguridad y la autoestima están en juego si se permanece en la relación, siempre y cuando no sea por consentimiento mutuo, lo cual la «infidelidad» se convierte en limites de pareja. El resentimiento crece si no hay aceptación, el perdón se convierte en venganza y la adaptación en chantaje y manipulación. No es fácil perdonar traiciones o mentiras. Para mí una relación se basa en honestidad, respeto y confianza. El amor se dá por añadidura a estos puntos. Una persona que no está dispuesta a amar no es honesta, no respeta y viola la confianza las veces que pueda. El amor no piensa, siente. Se involucra. Comprende. Perdona. No hiere.

La falta de respeto es agresión constante, además que es la forma primaria de infundir miedo. No quiere decir que todas las parejas basadas en una relación de miedo no funcionen, si las dos personas son inseguras y tienen una autoestima baja; es muy probable que duren años.

Como ser humano es necesario saber lo que valgo, lo que estoy ofreciendo, lo que estoy dispuesto a dar y hacer. Si la otra persona no lo valora es tiempo de pensar porque sigo estando ahi. El valorar es muy subjetivo, depende de dos pensamientos completamente diferentes. Valorar significa saber lo que la otra persona es en plenitud y con la verdadera conciencia de lo que esta ofreciendo en una relación respecto a mí. No lo que mi ego quiere que haga la persona por mí y cubrir huecos de mi personalidad o inseguridades mías.

Infundir miedo se puede dar con mentiras, con incertidumbre, con desconfianza, con abandono, intolerancia, evitación, sexo, falta de sexo, control y con lágrimas, muchas lágrimas.

En mis relaciones anteriores las lágrimas brotaban cual burbujas en bañera. Infundía culpa, arrepentimiento, control y posteriormente miedo. No quiere decir que llorara por hacerme la víctima, sino por «sentir amor en demasía» por la otra persona. En verdad no había amor. Había control, chantaje y egoísmo.

Amar es perdonar, no controlar y liberar de cadenas a la pareja. Cadenas de mí, de el miedo a perderme, del miedo a ser, e inclusive del verdadero miedo a no amar; o que no me amen. Cuando se ama se prepara a la pareja a ser libre de mí, de ser libre de ser y que a pesar de mí será libre siempre. El amor es libertad de ser. No hay que retener por medio del miedo. Hay que amar para que la persona decida. Yo decido en base a lo que me dan y me ofrecen. Soy libre de estar con quien quiera, como quiera y como pueda. El evitar el encadenamiento es evitar una vida de muertos vivientes. Muertos pero juntos.

La frase de encadenamiento con mayor peligro: voy a estar contigo toda la vida. Todo es impermanente, también el amor. Sólo la libertad de ser yo puede ayudarme a crecer a pesar del dolor. El atarte a una persona y atar a una persona a tí es una forma de morirte en automático. No creces, no evolucionas, no te conoces y no te aceptas. Necesitas una cadena para poner tus inseguridades, miedos, debilidades, frustraciones y evitaciones de tí mismo. La libertad de aceptar a tu pareja y aceptarte a tí mismo; inclusive siendo doloroso; te podrá llevar al amor incondicional.

Miedo a dejar, miedo a que me dejen. Es lo mismo que miedo a vivir. Vivir es libertad de poder hacer y ser como me plazca. No puedo evitar el dolor de ser quien soy en ciertos momentos, pero la libertad comienza con el dolor. La vida empieza con el dolor de nacer. La libertad también es una gran responsabilidad, porque soy libre de hacer lo que me plazca, pero con sus respectivas consecuencias basadas en mis valores y mi propia conciencia.

Mi ego es fácilmente herible. Llora de cualquier cosa, se ofende, agrede, evita, no se involucra e infunde miedo en mí y a los demás. Pero eso es el ego, no soy yo. El ego no ama, no comprende y no perdona. Yo si. Así que me dispongo a perdonar, a comprender, a soltar, a dar libertad y a ser libre. Conocerme en una relación. Aceptarme dentro de una relación. Ser y dejar ser. Vivir y dejar vivir. Amar y dejarlo libre de ser.

¿Piensas retener a alguien? Comienza por amar hasta por los poros dando libertad. Perdonando. Evitando tu ego ofendido. Te darás cuenta que eres una persona muy fácil de ser amada. El amor no retiene, pero es tan fuerte que es muy difícil de dejar. Intenta amar sin ofenderte. Si te resulta puede ser que no pienses ni siquiera en retener a nadie. No lo necesitas. Estás completo. Sólo necesitas compartir un poco de lo que ya aprendiste y de lo que eres. Compartir el amor con libertad es la forma más bella de vivir.

No sé si lo pueda lograr algún día pero si me queda claro que voy por el camino adecuado. Libertad de ser para poder amar.

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CAMINANDO SOBRE PLUMAS

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La semana pasada me dí cuenta de cómo una emoción reprimida puede llevarte a intoxicarte a tal grado que no puedas ver la puerta. He estado muy enojado. Enojado conmigo mismo por permitir lo que me han hecho,porque las cosas no me están saliendo, porque no me he podido perdonar, me exijo demasiado, exijo demasiado y muchas de las veces me hundo en el sentimiento para no permitirme ver lo que tengo alrededor.

Toqué fondo, de la manera mas abrupta, estúpida e inconsciente y estoy pagando las consecuencias. No sé si mis consecuencias sean tan graves como perder gente que quiero, pero la realidad es que fue tan fuerte el fondo que me destruí por dentro y volviéndome completamente inseguro de lo que siento y de lo que hago. La persona que era hace algunos años desapareció. La quise matar y refundir en la fosa mas profunda que encontré, sin nombre y en lo más recóndito de un desierto. La realidad es que esa persona existe dentro de mí y sigue sin gustarme.

Esa persona es soberbia, egoísta, manipuladora, deshonesta, ingrata, iracunda, inconsciente, quejumbrosa, víctima, necesitada, exigente, egocéntrica y para acabarla de fregar viva. He tratado de mejorar en muchísimos aspectos de mi vida, no ha sido nada fácil y me causa mucho dolor el darme cuenta que la persona anterior no me funciona, y la actual tampoco. Algunas características las he aceptado, las reconozco y las evito, pero no siempre puedo llevarlo a cabo.

Mi vida ha tenido muchos altibajos emocionales. De hecho nunca he sabido reconocer cuando me estoy “intoxicando” por la emoción y cuando no. La semana pasada fue una borrachera de ira. Ese enojo sutil, que se acumula. Lo he tratado de sacar de mil formas. Pero el principal problema es que no pude reconocer que seguía ahí. Lo confundí con angustia. Los problemas que tengo me agobian, no encuentro la salida de la jaula cuando lo que quiero es volar.

Hoy me doy cuenta que no soy la persona que había tratado de formar, me siento como si fuera un fraude. Sé que me exijo demasiado y que no es fácil cambiar y dejar todas las actitudes destructivas y dañinas, pero si estoy haciendo un esfuerzo. Llevo entre el cielo y el infierno durante casi un mes. En unas áreas estoy súper bien y en otras trato de salir adelante pero me ha sido imposible porque no me creo capaz, cuando todas las personas somos capaces.

El camino de la recuperación de la vida no ha sido fácil para mí, pero lo que si me queda claro es que he cambiado para afrontar las consecuencias de mis actos. Estoy rodeado de gente que me quiere y muchas veces trato de alejarlos porque me siento que puedo hacerles daño, es como si supiera que las cosas marchan bien y creo que puedo meter las patas.

Una de las características mías es la huída. Siempre al sentirme encarcelado por mi sentimiento trato de huir. ¿A dónde? No tengo ni idea, porque no puedo escapar de mí. Estoy encarcelado en un cuerpo y una personalidad que trato de cambiar. Reconozco que soy la persona que he sido y que soy ahora, ambas me atormentan y me ayudan; pero no puedo controlar el que salgan ambas en algún momento.

No he sido la mejor persona, he hecho mucho daño. He permitido que me hagan mucho daño. El proceso de huída, fuga y anestesia es muy familiar. Me toca enfrentarme. Conocerme más y ser humilde. Reconocer lo que tengo y lo que no tengo. Fomentar el autoestima aceptando esas partes dañinas en mí, amarlas y comprenderlas.

Hoy me siento arrepentido de todo lo que he hecho en mi vida, de lo que he permitido que me hagan y de no cuidarme como debería. Quiero de verdad dejar atrás el pasado pero comprendiéndolo y aceptándolo. Mi verdadera aceptación consiste en ver conscientemente lo que hay, sin pensar si es agradable o desagradable. No juzgarlo, sino amándolo.

Siempre he dicho que un poder superior es el Amor. Lo predico en todas las formas, pero los últimos golpes me han hecho sentirme como si no lo fuera todo. Me enojé con el Amor. Hoy toca. Abrirme, sentirlo y compartirlo. Comenzando conmigo. Hoy quiero amarme y amar. Perdonar y pedir perdón. Hacer. Siempre he tratado de dar todo lo que puedo a los demás, y creo que tengo que darme mucho a mí, sin descuidar regar la flor de la amistad, familiar y de pareja con el agua exacta. Demasiada agua ahoga, poca mata. Estuve en sequía regando a los demás, y ahora riego en demasía o no riego en lo absoluto. Quiero hacerlo, de verdad con convicción y con la justa medida. Hoy empiezo de nuevo. Mi novio me ha enseñado que si se puede, que si hay sentimiento hay porqué luchar. Le agradezco y me queda claro, me lo ha demostrado y quiero aprenderlo de él.

Perdón y Gracias a todos, inclusive a mí mismo, ya que después de querer estar caminando sobre clavos, quiero caminar sobre plumas.

Imagen: internet

BESO BAJO LA LLUVIA

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Me encantan las películas románticas donde todo aparece, parece y desaparece por arte de magia. Las típicas escenas de “slow motion” que te hacen vibrar o inclusive llorar me transportan a una fantasía que muchas veces no concuerda con la realidad. El gran maestro Robert K. Hall dice que el romanticismo es una enfermedad incurable y que puede llegar a ser una epidemia. Me apunto a estar enfermo.

Reflexiono de cómo he llevado mi vida y mis relaciones en base a la fantasía. Al creer que puedo ser de esa manera y ser correspondido de la misma forma me lleva a creer en ese amor romántico y no hay nada más peligroso que una esperanza con una expectativa de la mano.

En la vida real es muy diferente. Yo formé una fantasía para evitar el contacto con la realidad, con lo que tenía y con lo que estaba pasando. Hoy recapacito que no existe. Eso no quiere decir que no encuentre momentos muy románticos y hasta cursis; pero para llegar a ese momento se necesita sentirlo y no observarlo. Definitivamente mi enfermedad no tiene cura conocida, pero si tiene un paliativo que es ver la realidad tal cual es. No voy a cambiar a dejar de ser romántico, cursi y llorar en las películas con esa intensidad característica en mí pero si puedo observar lo que pasa en mi vida. Una película diferente con muchos momentos “slow motion” ya que puedo sentirlos en ciertos momentos. El gran problema es que tengo todavía la esperanza con una expectativa incluida.

Mi gran expectativa que me está destruyendo por dentro es que quiero que los demás sientan como yo, y que piensen en lo mismo. Una mezcla entre insano juicio y frustración premeditada. Mi amigo Willardo me dice que cuando tuviera pareja me daría cuenta que no es tan fácil. La gran realidad es que tener una pareja no es tarea fácil cuando de verdad te comprometes TU contigo mismo y con la otra persona. Ya que una relación de pareja habla mucho de compartir lo que tienes y por consiguiente ver que te falta.

En mi caso me falta aceptación, comprensión, dejar la expectativa de lado, evitar la imaginación, estar conmigo, confrontarme y evaluar lo que soy en base a la realidad. He estado metido en esa fantasía del amor romántico y por consiguiente en ser el príncipe que quiero en mi película con un pequeño detalle: el príncipe necesita tener un reino en el corazón. Mi reino tiene muchos súbditos, palacio, un asiento en el trono real al lado e incluso un camino amarillo que lleva desde cualquier parte del reino al corazón del palacio. Está lleno de escenas de cuento como bailar bajo la lluvia, cantar una canción juntos, una foto en el techo, sorpresas, decir cosas en silencio, pasión y detalles a diario.

Ese reino está construido en base a la expectativa. La realidad es que no existe. Hay un abismo entre la realidad y ese reino en el corazón del príncipe. Muchas cosas las he construido y me faltan algunas otras. El hecho es de que todo eso no sirve sin lo principal: Aceptación.

Aceptación de mí, de mis cualidades, capacidades, limitaciones, circunstancias y lo mas importante de todo: Aceptación de la realidad sin expectativas compartiendo lo que tengo.

El castillo del príncipe se derrumba para volverse a construir. Me doy cuenta que el castillo debe ser a base de aceptación, compromiso, comprensión, perdón, interés, atracción, complicidad, identificar necesidades, recordar, fluir y no esperar nada. Un castillo hecho a medida con los cimientos en el piso y no en el techo. Duele, cuesta y necesita trabajo para la construcción.

El reino se convierte en ciudad. El cielo rosa en azul y el camino amarillo en pavimento caliente. No hay trono ni escaleras largas para darse un beso en la mitad de ellas. Sólo existe lo que hay. La dura realidad contra el romanticismo. No quiere decir que no crea en el romanticismo, sino que cambia de escenario. Anclado en el piso  puedo ver que se necesita trabajo, comprensión y aceptación. Llevar las escenas románticas al sentimiento mutuo. La lluvia caerá del cielo y no sé si con el beso debajo, pero si me queda claro que caerá lluvia. Si pasa perfecto, sino pasa también. Todo depende de si el sentimiento se adecúa a la lluvia y no al revés. En una película que ví ayer decía “los milagros no existen, pero deja que pase”. Esa frase me aterrizó. Sólo deja que pase, no esperes el milagro; decía mi cabeza. Y sí pasa.

Al terminar la película un beso en el piso, un abrazo en medio de la canción de los créditos me enseñó que si pasa. Y en ese momento el romanticismo cambió de escenario. Simplemente dos personas, el lugar  X. La diferencia fué la percepción que tuve. Anclado a la realidad, sólo eso. Pasó. No sé si vuelva a sentir lo mismo, pero seguro se quedó grabado en el pavimento camino a la casa y no en el camino amarillo camino al castillo.

Quiero pensar que mi enfermedad está cambiando de giro, o que por lo menos ya no quiero creer en cuentos de hadas o películas cursis. Mejor cambio de escenarios y me dejo llevar por la complicidad y el sentimiento real de lo que pasa y no de lo que espero.

Hortera, cursi o romántico no es lo mismo que amor. El amor es en lo que se basa esa escena, en los pequeños detalles que la alimentan. En la construcción del castillo convertido en casa con cada detalle como ladrillo. Para construirlo se necesitan dos. Creí que mi castillo estaba listo, pero es una casa a medida de una pareja. Y con cada relación nueva es construir de nuevo.

El escenario depende. Las personas y el sentimiento cambia. Sólo estas TU viendo lo que puedes aportar, lo que construya la otra persona no depende de ti. Así que cuando pienses en construir un castillo asegúrate que el cimiento está en el piso y es nuevo. Construye el escenario, disfruta, adáptate a la realidad y abre bien los ojos para que cada escena en tu vida sea “slow motion” simplemente echando raíces que es un momento, un recuerdo y que también pasará; no se sabe si se repetirá pero seguramente, como todo en la vida, pasará para enseñarte algo. Aprende de ello y asegúrate que el príncipe o la princesa que eres está list@ para tener castillo a medida construido con aceptación y no con fantasía. Percibe lo que hay y no lo que quieres que haya. No desprecies ni rechaces lo que sientes pero no te bases en ello. Deja que la otra persona construya a su modo. Experimenta vivir con la intensidad de sentir basado en la realidad.

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